sábado, 9 de junio de 2012

Y EL TRONO MEXICA ES PARA…

A los entusiastas de la democracia made in Tenochtitlan


No son uno ni dos ni cientos, sino miles y quizá millones las personas que suelen decir A y actuar en función de B. A ese proceder antiguamente se le llamaba incongruencia, hipocresía, hijueputez o con otros términos. Ahora se le conoce como flexibilidad, sabiduría, prudencia, adaptabilidad y muchas palabras más. Así, para ejemplificar lo anterior, quienes viven la democracia desde la palabra (reclamo, queja, rabia) son más que quienes la actúan desde el ejercicio de los deberes (sobre todo) y los derechos (ganados, pero no para siempre). Pocos aceptan que se vive también, desde el privilegio (por eso escribo).

Se dice que una muralla cayó tras el estruendo de las trompetas, pero esa es una historia bíblica, que bien podría considerarse, ficticia. Los otros muros que han sido derribados lo han sido fruto del esfuerzo físico, mecánico, político y económico de quienes deseaban tirarlos. A gritos, pocas cosas han caído, a fuerza de marchar, menos aún. El imperio que habitamos y nos habita, difícilmente se desmoronará con estas prácticas y nobles intenciones.

Yo que no sé de cifras ni de porcentajes, me atrevo a exponer que de una población que rebasa los cien millones, acaso un 10% empezaría a ser significativo para empezar a movilizar al 90% restante. Pero cuando no se alcanza ni el punto porcentual, las probabilidades de obtener un fin, se reducen drásticamente. Pero esta es mi opinión desinformada y desprovista de fe (que no de vergüenza). Debe ser que hablo desde esa parte de la población cautiva ante el SAT que mantiene y sostiene muchos de los privilegios de la otra gran parte de la PEA que no paga impuestos y que no obstante, goza de los beneficios del presupuesto público: no me quejo, si lo hago con gusto; exijo sensatez a quienes sin aportar casi nada exigen como si lo hicieran.

Hay muchas maneras de contribuir al bien común, la más sencilla y práctica: hacer convenientemente lo que a cada quien toca llevar a cabo, con destreza, talento, cumpliendo los plazos, pero también con generosidad y quizá hasta con alegría de saber que se trabaja en la construcción del bien común que suele ser, a veces, también, el bienestar propio. Y no al revés como suele hacerse, al menos en los espacios que me muevo. Pero abundan los que piden mucho cuando no han sabido valorar y cuidar lo poco. Hay quienes quieren la libertad sin saber para qué la desean. Existen aquellos que exigen transparencia cuando se benefician de estar en la oscuridad. Están aquellas personas que reclaman justicia cuando han sido injustas la mayor parte de sus vidas. Se cuentan por miles quienes manosean y engullen la palabra democracia cuando van de tiranos por la vida diaria.

Pura incongruencia impura. ¿De qué van estos sujetos? Para derrumbar una estructura hay que identificar que lugar se ocupa en la misma so pena de dinamitar también los travesaños en los que se está parado y para asumir el compromiso que toca por estar en esa posición. Pero ello implica conocer… y como ya he referido otras veces, ahí, en el compromiso, en la disciplina, en la constancia es donde la puerca tuerce el rabo y se echa con júbilo al lodazal.

Es fácil dejarse encandilar por el brillo de cualquier lucecita: no da calor pero quizá da esperanza. Yo como nada sé, tampoco sé si esto sea cierto. Mientras me preparo para vivir la discontinuidad de la democracia simulada.

viernes, 1 de junio de 2012

FRAGMENTOS MURMURANTES

Quiero caer
y gritar
y llorar
y dejar de correr
y de huir
y de buscar
y de esperar
y de herirme
y de sentir esta asfixia
que me ciega
que me acota
que me forja una cicatriz
Quiero irme a ninguna parte
estar en ningún lugar
esperar nada
recibir nada
desear nada
soltar todo
abandornarme todo
prescindir de todo
y ser otro
o sea, ser yo
el mío que han lastimado
aplastado
defraudado
herido
cercenado en fragmentos que murmuran
que reclaman paz
que duelen....
quiero no querer
exijo paz
exijo no-ser.