domingo, 31 de enero de 2010

LA FUGACIDAD DEL INSTANTE

Yo podría escribir una poética del desengaño. Así nomás, sin inspiración, apenas apoyado en el recuerdo de tantas y tantas decepciones. Lo sé, la vida es también así. Y esto viene a colación porque un gran amigo me ha manifestado en dos ocaciones durante la semana que concluye, "por qué él que ha apoyado en tantas ocasiones a unos cuantos amigos ahora que necesita ayuda ninguno ha venido a brindársela". Lo que mi amigo parece haber olvidado es que en este universo de transacciones sin compromisos, la gente pide y no da nada a cambio, ni las gracias, of course.
Aunque traté de animarlo sé muy bien que en estos casos poco puede hacerse para aliviar la sensación de abandono, desasosiego, traición, estafa que puede acompañarnos en momentos así. ¿Quién no ha preparado una mesa con toda suerte de manjares, hermoseado una sala, preparado un recibimiento y al final no aparecen ni las moscas? Tampoco llega la excusa, la nota de disculpa ni nada. Al SMS enviado desde el celular, al email, al post it no se corresponde más que con silencio.
Y lejos estamos de ver remediada tal situación. Sin ánimos fatalistas, es común conocer que una persona tiene centenares de contactos en alguna red social pero ni una sola amistad en el mundo real; porque estas formas de organización son mero peaje, conjunto de holas y adioses en tránsito, afectos que duran el tiempo que se permanece 'conectado' en estos ciberuniversos. Lo único constante es la fugacidad del instante.
A mí me gustaría que este amigo no sufriera por ese abandono de quienes estima y hoy no acuden prestos a hacerle compañía, que asumiera la ingratitud de las personas como la nobleza de otras, que la existencia es azarosa y que sin duda su malestar pasará como otras tantas cosas. Sin embargo, me resulta difícil no dolerme por él, porque de alguna manera su pesar ha sido también en otro momento mi pena, y aunque en estos estados me he juramentado no corresponder solícito a las futuras peticiones de ayuda, llegada la hora sucede que se activa un artilugio interno y suelo desobedecerme.
En fin, que este domingo he despertado con una fracción del humor contagiado por el desánimo de mi amigo, quizá mañana, cuando el temporal de paso a un cielo despojado, los dos celebremos haber sobrevivido a la fugacidad de un instante sombrío.

sábado, 30 de enero de 2010

MUJERES QUE LEEN (Y COMPARTEN)

Desde hace algunos meses, al inicio del otoño, para ser más precisos, empecé a frecuentar un taller literario impartido en un acogedor espacio de la biblioteca pública de la ciudad de Xalapa, atraído por el sugerente título del mismo: "literatura y erotismo". Advierto, no fue el morbo lo que me enganchó sino la posibilidad de formar parte de un grupo en el cual predominaban las mujeres, de hecho, son mayoría.
Un taller con mujeres adultas, profesionistas todas, con distintas maneras de manifestar su ser mujer y sin filiaciones políticas ni ideológicas más que el deseo de asistir cada sábado y compartir sus experiencias vividas con la lectura. Sin necesidad de hacerlo enfático, no es preciso realizar una exégesis de los cuentos o poemas leídos ni transpirar erudicción; cada sesión es una oportunidad para compartirnos vida.
Porque hemos caído en la cuenta de que cada reunión es una posibilidad de exponernos, aprender, compartir, salir de la biblioteca con una idea, palabra, conocimiento nuevos. Con ganas de vivir, diría yo. Con la pila cargada.
Quizá al final de la "segunda temporada" esté narrando en qué parte de este proceso lúdico-literario estoy; pero ahora puedo señalar que ha sido muy gratificante escuchar las voces de estas mujeres que reservan un tiempo para ellas cada semana, tiempo que comparten con quien esto escribe. A ellas, ¡gracias!

martes, 26 de enero de 2010

CUANDO LA ENVIDIA NO SE DICE

¿Vale más la vida de un futbolista que la de los miles de muertos a causa del narcotráfico? ¡México apesta!
crac
En este paisito donde la gente siempre parece vivir en la acera de enfrente menos en la propia, a la menor provocación hace un drama donde no cabe hacerlo y pasa por alto aquello por lo que sí valdría la pena manifestarse, ¿acaso alguien vio alguna multitud agolpada frente a Los Pinos exigiendo cuentas al residente principal por el encarecimiento de la gasolina? Todo esto a cuento del último show nacional de los mexicanitos adoloridos por un futbolista baleado.
Mas de 16 mil muertos a causa del narcotráfico, cientos de heridos y venir a llorar por uno que cayó bajo las balas estando en un bar. Si esto no es una soberana estupidez, el zafio soy yo, desalmado además, por no entender el dolor ajeno. La cobertura mediática del incidente ha borrado de golpe las conmovedoras escenas de Haití, con la que nos hostigaron los medios de comunicación en los últimos días.
A reserva de que en realidad sea yo un mal mexicano, pienso que en el fondo algunos de los habitantes de este paisito sienten envidia de la tragedia haitiana; aquellos, dirán en lo recóndito de su (in) conciencia, tiene al menos razones para llorar. Acá también las hay y sobran, pero edulcoradas por la televisión y transformadas por las religiones en dones para alcanzar el cielo ; así, la realidad de aquellos se antoja 'atractiva'.
Pobre de este país en el que cualquier zafio puede convocar a otros para bramar, bloquear calles, votar en elecciones truquedas, apoyar alianzas siniestras o quedarse en casa sin apenas darse cuenta de lo que se está (o no) haciendo. La realidad mexica siempre parece ocurrir en otra acera y nunca en la propia. Y ni para mudarse de patria ¿Qué jodido?

lunes, 25 de enero de 2010

SESGO DE GÉNERO O LA MIPOÍA SOCIAL

Quienes apuestan porque las cosas sigan igual en una sociedad donde es evidentísima la diversidad de sujetos que la conforman, no solamente pueden ser acusados de necios o ciegos o de tontos. Muy probablemente su situación de privilegio en la argamasa social, les ha librado de ser excluidos, marginados, ofendidos, rechazados o visto coartado el ejercicio de algún derecho o la incertidumbre de sentirse ‘fuera de lugar’.

Quienes han pasado por esto, posiblemente tiene más claro que la vida social es un mosaico. Alegar que la libertad de expresión no debe permitir la ofensa pública a colectivos y otros grupos minoritarios, es defender que no todo es ni debe ser tolerable. Pensar lo contrario es obstinación, porpia de una visión que no rebasa el estado de confort o de equilibrio precario, que no obstante, se rehúsa a abandonarse.

Mirar con sesgo de género nos lleva a ver la realidad teñida de naturalidad u obviedades donde no la hay. Cito dos ejemplos tomados de una revista de espectáculos electrónica:

"Tal parece que la publicidad que David Beckham hizo el año pasado para la ropa interior de Armani generó fantasías en muchas mujeres, pues queriendo comprobar los atributos del futbolista, una presentadora de televisión italiana le agarró las partes íntimas al jugador frente a las cámaras de televisión y varias personas (subrayado mío)".

La obviedad acá está en afirmar que el cuerpo del futbolista sólo puede generar fantasías en muchas mujeres. ¿No es esto posible en hombres? ¿Ningún hombre que se precie de serlo (visiblemente heterosexual) puede sentir admiración, deseos eróticos, fantasías ante el cuerpo de un varón cuya estética resulta atractiva a la vista de bastantes? ¿Los hombres que sientas fatasías hacia otro hombre no existen y por eso no se nombran?

El asunto es empezar a girar el ángulo de nuestra visión para que también se modifique un poco nuestro pensamiento. Veamos otro ejemplo:

"Tras haber sido captado besándose en la boca con otro hombre, el actor José Luis Reséndez no se esconde y ha decidido aclarar lo publicado esta semana en una revista. 'Fue una broma, un reto, un juego. El de esas fotos por supuesto que soy yo, sería una tontería decir que no, pero no es que sea gay, sino que es un juego que utilizaron para calumniarme', dice el actor. 'No somos gays', concluye (subrayado propio)".

¿Desde cuándo y por qué se debe ir explicando a los demás nuestras conductas que únicamente competen al ámbito de lo privado? Ser figura pública no obliga a justificar lo que hacemos si esta acción no perjudica a terceros. Pero no es la libre expresión o acción lo que critico en esta nota si no el reclamo, la defensa felina de la heterosexualidad del actor: “no es que sea gay”. ¿A quién le importa que lo sea o no?

A él por supuesto (y a muchos y muchas, sin duda), que lanza toda una explicación para que no se le asocie con algo que es abominable ante los ojos de bastantes. ¿Se habría defendido de la misma manera si se le hubiese acusado de borracho, rijoso, golpeador de mujeres y varones, deshonesto político, consumidor de drogas, traficante, mujeriego? La respuesta es innecesaria.

Lo cierto es que una mirada profundamente sesgada hacia el cumplimiento obligado de la lógica de los roles de género nos fuerza a contemplar como anormal lo que escapa de esa ilógica –lo es en realidad, absurdo- que constriñe a los cuerpos y los somete a seguir regímenes que lo represalian, limitan.

Depende de cada quien seguir soportando la tiranía del género como un deber ineludible o empezar a desprendernos de ese hedor que nos ha colocado el paraíso en otro cuerpo (y otra mente) y no en el propio.

domingo, 24 de enero de 2010

HAITÍ NO ES EL PASADO SINO EL FUTURO

Los términos que se han empleado y los que en adelante escucharemos para hacer referencia a Haití, no son sino una aproximación de las metáforas con las que nombraremos lo que viene. Más allá de todo lo narrado u obviado en la desgracia caribeña, el escenario anuncia lo que será el futuro (ya inminente).
Las imágenes que nos han mostrado cuerpos supliciados yacientes entre escombros (las barricadas construidas con cadáveres dan cuenta de la noluntad del cuerpo en la frontera de su resistencia) y basura, entre residuos de sobrevivientes (los cuerpos fantasmagóricos que deambulan no son personas completas sino fragmentos de humanos) que vagan guiados por la inercia de un movimiento que se antoja perpetuo y entrópico.
Mujeres y hombres que abandonan a sus muertos, padres y madres que dejan a sus crías, cuerpos inmolados, fragmentados, hambrientos, con sed, cansados, heridos, supervivientes que quizá envidian la muerte de quienes no pudieron escapar del final. Individuos convertidos en bestias desmitificando la evolución humana. El homo sapiens reducido ipso facto a homo lupus.
Al asistir a la Arena haitiana hemos visto el futuro de la especie; el hambre y la sed, originada por el cambio climático o cualquier desgracia de índole natural u humana nos reducirán a fantasmas hambreados y sedientos que olvidando todo resquicio de moralidad, apelarán por satisfacer la propia necesidad prescindiendo del sentido de humanidad; el instinto por encima de la racionalidad; la bestia engullendo al genio.
Lo que ha escandalizado de Haití no ha sido nada más el dolor de esa gente, que de alguna manera es el dolor que podemos entender, lo que hiere es mirar y saber (resistirnos a reconocer) lo fácil que es abandonar la condición humana y vernos reducidos a ratas que huyen en busca de escenarios mejores dejando tras de sí la destrucción. El homo sapiens sin dios ni estado es un animal abandonado (¿atado?) a su instinto.
El presente de ese país en ruina es el futro de la humanidad y no lo refiero como un agorero en paro. Lo describo porque el límite que nos separa de la barbarie es un estado de derecho tan enclenque como la virulencia de las religiones -¿dónde quedó tu dios?, preguntaba el salmista al pueblo en el exilio-, y como hemos presenciado, ninguna de las dos instancias ha sido capaz de salvar de la degradación al pueblo haitiano. ¿Qué esperamos para abrir los ojos?

sábado, 16 de enero de 2010

LA MALA EDUCACIÓN (DE LOS PADRES)

La legítima promoción, adquisición y sonorísima defensa de ciertos derechos mínimos que han conseguido las personas en los últimos años, ha devenido en una exigencia del cumplimiento de los mismos, que parece que en la vida cotidiana solamente existen éstos y no hay apenas obligaciones que cumplir.
Al deber de trabajar se contrapone el derecho al descanso; a la obligación de educar se le anteponen las prerrogativas de los educandos; el mandato de respetar al otro se ve opacado por la garantía de ser libre o ser uno mismo, de suerte que los sujetos vivimos en un estado de inanición en la que quien se esfuerza, lo hace al mínimo, y quien algo hace, no va más allá de lo que corresponde.
Con esta ideología, el caso permea la vida privada y sobre todo la pública de las personas. En el espacio social abundan los cenutrios que tiran la basura que no son capaces de colocar en algún cesto o llevarla consigo hasta encontrar un sitio adecuado para la misma. De más está señalar a quienes suben los pies en zonas de descanso común: bancas del parque, asientos en salas de cine o teatro, de autobuses de pasajeros, en fin, que conductas de barbarie se multiplican por doquier.
Prácticas y actitudes que no surgieron en los individuos por generación espontánea ni por una suerte de casualidad sino por imitación u omisión de sus primeros cuidadores/educadores, generalmente, los padres. Miren bien, detrás de un adolescente maleducado hay un padre (o madre) cobarde que prefirió apelar al derecho de su hijo a ser libre que ejercer su autoridad como adulto (más que como progenitor del susodicho).
A quienes se han reproducido, les resulta bastante cómodos engendrar y parir criaturas y luego esperar a que el tiempo obre en ellos lo que tenga que ser o pasar, antes que planificar la existencia de los mismos; el aborto les resulta una palabra terrible que ni siquieran consideran imaginar, como tampoco se detienen a reflexionar la fábrica de criminales en potencia están activando. Pensar que cada neonato es un genio o santo en potencia es más sencillo que asumir que también en ese recién nacido puede haber un potencial asesino o un rufián.
La responsabilidad de formar a quienes después serán ciudadanos (de hecho) está en los padres (o cuidadores) con o sin leyes que (sobre) protegen a los menores. Basta de tolerar esa pusilanimidad de los adultos que no levantan la voz a un niño porque se contribuye a traumarlo (¿qué existencia no conlleva más de uno?), que no le da una nalgada oportuna porque los golpes son cosa del pasado; lo que sí será del futuro es el criminal con el que tendrá que lidiar la sociedad cuando ese bellaco malcriado crezca. Un no oportuno puede salvarnos a muchos de sujetos bárbaros que ya abundan.
El no es una suerte de disciplina sin necesidad de caer en totalitarismos ni tiranías que aplaste la voluntad del sujeto. La virtud es precisamente esa tensión entre el deseo y el deber más que virtud presumiblemente cristiana. La ética es para los hombres, no para los dioses, parafraseo a Victoria Camps.
¿Dónde radica el límite entre educar/formar y tolerar? La respuesta no la encuentra uno en alguna cartografía. Pero tal vez se halla en un sentido común cada vez más escaso; lo cierto es que no todo es ni debe ser tolerable (vuelvo a mencionar a Camps). Sin embargo, desconocer esa movediza frontera no exime a los adultos de ejercer una autoridad dada por la experiencia, por el hecho de haber vivido más que por infusión divina o por decreto. Recuperar el ejercicio de este conocimiento puede frenar la violencia que padecemos día sí y otro también.
La autoridad (que no debe depositarse únicamente en el padre o el abuelo sino repartirse entre todos los adultos) es un deber moral que urge ponerse en práctica so pena de hacernos cómplice de la degradación de la condición humana que enfrentamos cotidianamente. Ejercer la autoridad no es prerrogativa de políticos, docentes, policías y otras instituciones a las que atribuimos esa tarea, sino de adultos maduros, conscientes de sus derechos pero también de sus deberes. La mala educación de los padres y otros cuidadores se refleja en una convivencia social insana, aunque pocos se den cuenta.

ALBUM DE FAMILIAS

¿Lo común hace la normalidad o lo que llamamos normal se debe a su recurrencia en la naturaleza? Me surge la pregunta, porque en la obsesión por satisfacer a la bestia voyeur que me okupa al deambular por las praderas de facebook, es usual encontrar, entre cierto tipo de personas (me refiero a su estatus, por ejemplo), que la imagen de presentación es la de la boda, seguida en frecuencia por la de algún evento social en la que aparecen los hijos. En definitiva, que la fotografía que más luce es la que consagra a la familia (clásica).
Cualquier lector podría decir que esta recurrencia obedece a una lógica, al orden natural en el que se desenvuelven nuestras vidas. Craso error: si uno abre bien los ojos y observa (que no mirar despistado) el paisaje que se contempla es harto heterogéneo. Grupos de mujeres y hombres constituyendo a su vez ‘subgrupos’ que no siguen una orden preestablecido sino una sucesión (aleatoria, me gustaría decir para darle matiz de incertidumbre, pero no ocurre así) de movimientos en las que se elije en función de deseos, necesidades, limitaciones, conveniencias y no solamente de normatividad.
He mencionado otras veces que existen diversas formas de complementación y no únicamente aquella que apunta a la reproducción de la especie, privilegio hasta hace poco, de la unión heterosexual. Con las técnicas de reproducción asistida, cualquiera que tengas deseos y los mecanismos para acceder al servicio puede verse replicado tantas veces sea posible. Sin embargo, la carta de naturalización de la estampa que muestra al papá, la mamá y a los hijos (y algunas veces, a las hijas) invade los espacios públicos con el fin de sostener una hegemonía que ha sido y es cuestionada desde varios frentes.
¿Con qué fin se sigue sufragando este tipo de acciones? ¿Cuál es el oscuro mecanismo que obliga/orilla a muchos a aspirar por alcanzar tal estatus y a mantenerlo después? ¿Qué de normal y natural puede haber en un sistema que requiere de este tipo de propaganda para su sostenimiento? ¿No precisamente su defensa desde ciertas posiciones ideológicas acusa su no naturalidad evidenciando así, su carácter cultural? La mentada normalidad o lógica de las cosas suele perder su estatus quo con sólo variar el ángulo de la mirada que se ejerce sobre la realidad, la virtualidad y las ideologías.
El mundo no solamente es como es sino también como puede serlo, según quien lo contempla; de manera que hay ‘muchos mundos’ dentro de múltiples miradas. Y habría que defender esa diversidad de realidades que la heteronormatividad se empeña en ocultar, invisibilizar, negar para dar lustre a la que ella propone/impone.
Por cada fotografía de ‘familia feliz’ que observo, celebro los cientos de imágenes no vistas que dan cuenta también de una felicidad que se acomoda en algún lugar de esta realidad y virtualidad tan evidente, que ofende saber, que (presuntamente) no es vista.

lunes, 4 de enero de 2010

OTRO MUNDO ES POSIBLE

"El mundo es cruel, pero merece otros calificativos más compasivos".
Wislowa Szymborska.
Y si no, al menos una 'alegría' que nos haga recordar, que aún queda belleza en el mundo...

El sujeto de la foto se llama Alex Pettyfer fotografiado por Greg Gorman.

2010 O EL INICIO DE LA INDEPENDENCIA


El arzobispo olfateando la presencia del maligno en su retaguardia

Un año acaba y otro da inicio oficialmente y las batallas contra la sin razón no dan tregua. Apenas se aprueba el matrimonio entre personas del mismo sexo en el DF y los ladridos añejos de los mismos canes irrumpen en el panorama mexica. Que si a Norberto Rivera no le gusta la posibilidad de que otros sujetos accedan a este derecho no le auoriza para llamar maligno al PRD capitalino.


¿De dónde el arzobispo invocando al maligno para bendecir sus palabras? ¿Puede acaso él y su infame caterva acusar del modo que lo hace como si tras él no hubiera una larga cadena de horrores? ¿Es válido el discurso de este tipo de seres cuando entre los suyos hay, ahí sí, seres depravados que han abusado de menores de edad y ni una hostia les han lanzado? ¿De qué habla ésta travestida si bien sabe que no se debe mirar la paja en el ojo ajeno cuando se tiene una tranca atravesada en el ojo? ¿O la tranca de ella es la que lo hace hablar así?


Yo sabía que la cólera de este tipo de gente es su oxígeno pero que se haya sumado a los 'ladridos' de ésta, otros grupos religiosos obliga a recordarles que aunque no parezca, éste es un país laico y que lo civil va por un lado y lo religioso por otro. ¿Es tan difícil entender esto?


En todo caso, seguiré desgatillándome desde este espacio para que mis palabras choquen con los gritos de sujetos necios. ¿Acaso yo pido la anulación de toda organización religiosa? ¿Qué yo pido democracia en la institución más tiránica que existe? Cada oveja con su pareja, dicen por ahí, pero si no entienden, rezaré para que la próxima vez que alguien se lance al papa lo haga puré.


Así empieza este año que el Gobierno (del cambio) ha llamado del bi/centenario... ¡Salud!Para más información sobre el ilustre sujeto véase: www.frikipedia.es