sábado, 4 de agosto de 2007

ESTUPORADO

¡Oh, Dios gay mío! expresé (igual que Aligaitor; el caimán gay de Queer Duck) hace unos momentos, no porque deseara imitar al saurio raro, sino que la frase me vino descomunal, agramatical, si gustan, cuando escuché a una vaca bípeda decir a otra las instrucciones para “aperturar” una cuenta bancaria. Al oírla sentí deseos de “aperturarle” el hocico a madrazos para haber si así le “accesaba” el aire limpio del buen decir.

Es verdad que un idioma evoluciona, que la lengua es un ser vivo que puede entenderse y/o interpretarse desde un perspectiva diacrónica y otra sincrónica. También es cierto que los tiempos cambian y que las nuevas tecnologías obligan a nombrar la reinventada realidad con formas novedosas, pero entre esta situación y la de entrarle a los barbarismos como quien se atasca de mole hay una diferencia abismal. Sí, parezco exagerado y qué; mayor reconcomio deberían sentir al permitir –y utilizar- expresiones como las ya citadas.

Uno puede jugar con las palabras si conoce el idioma de tal modo que sea consciente de la mutación (performancia dicen otros) que se está realizando, y no creo estar rodeado de eruditos de la lengua. Antes bien me enfrento a una legión de bárbaros que van destrozando el idioma con el furor de su mal gusto. La otra causa por la cual se deforma la lengua radica en la nula reflexión que sobre la misma hace el hablante nativo; más que utilizarla para comunicarse la devasta al abusar de los paradigmas. Sólo se habla por hablar y se repite ad nauseam lo que los merolicos de la televisión escupen creyendo que suenan modernos o peor aún, cultos. La masa manipulable –tonta habría que referir para ser precisos- repite las lecciones en las que es adiestrada todos los días frente a una caja llena de ruidos y colores; por ello cuando uno menos lo espera, bufa su barbarie léxica creyendo –oh, ilusa- que nos educa.

Decir "accesar" es innecesario existiendo la palabra ingresar; pero "aperturar" no tiene razón de ser –ni sentido-, a menos que se quiera caer en un descrédito intelectual ominoso e inconsciente –que es peor-. ¿Cómo dirán mañana estas tribus cuando indiquen que van a salir? ¿Dirán "exitar" (de exit, salida en inglés)? ¿Referirán "closear" cuando indiquen que alguien cierra? Porque si escucho o leo esto próximamente quedaré "queerilizado" (rarolizado) o "enqueerecido" (enrarecido) por citar dos barbarismos.

La libertad de expresión ha devenido en el caos léxical en donde el más tonto da lecciones de retórica y oratoria o clases de redacción o conduce un programa de televisión o una gala –qué ahora todo es VIP- de entrega de premios x. Algunos, como el burro que tocó la flauta, tiene aciertos –chiripazos-; los otros, la mayoría, dan al traste a un idioma que posee tal cantidad de palabras que hacen innecesario caer en el ridículo. Pero a la "indiada" le gusta parecer chic, emular a los famosos, "accesar" a la modernidad y con ello "aperturar" el cementerio a donde irá a parar lo mejor de nuestra lengua hablada y escrita.
Texto inicialmente publicado el viernes 2 de agosto de 2007

1 comentario:

Rebk dijo...

Mmm me parece que te pasas... ya platicaremos... Entiendo tu punto de vista pero...ya platicaremos.