martes, 28 de septiembre de 2010

¿POR QUÉ (NOS) ODIA TANTO SANDOVAL ÍÑIGUEZ?

No te pido que me quieras, sino que ya no me odies.

Lo primero que pensé al leer la nota en Milenio Diario* sobre el desdén que el cardenal de Guadalajara hizo a la queja que el CONAPRED le extendió luego de los comentarios homófobos y discriminatorios que hizo en días pasados fue ¿de dónde le sale tanto odio a este señor? Pero eso ya lo sé, le surge de su corazón consagrado a su dios.

De modo que modifiqué la pregunta ¿por qué odia tanto a quienes no piensan como él, actúan como cree que lo hace él, que no son él? ¿Dónde está su deber como pastor de congregar a las ovejas y no el de dispersarlas? Poniéndonos evangélicos, ¿no debería salir al encuentro de la que está extraviada y regresarla amorosamente al redil?

Pues no, resulta que este sujeto pasando por alto no sólo su investidura sacerdotal –devaluada, lo sé, en estos tiempos de relativismo- sino su calidad de ser pensante arremete contra todo lo que no comulga con su pensamiento –¡crista! ¿dije pensamiento?- inadjetivable. Y acá ni para pensar memamente que el obispo fue "violado de chiquito" o guarda detrás de su alma santificada una "homosexualidad latente" como razones para intentar explicar su tendencia a vomitar contra ciertos grupos de personas que él no considera como tales.

Y no vale ninguna justificación, porque antes que él y ahora mismo, desgraciadamente, miles de personas en el mundo están siendo víctimas de formas de violencia aterradoras y no por ello éstas van o irán despotricando contra el mundo. Y si fuera así, supongámoslo ¿no la condición sacerdotal y de cura habría ‘obligado’ a sandoval íñiguez a perdonar y superar todas las desgracias que han marcado su biografía? Que el señor es misógino, misántropo, homófobo, bestia por una suerte de fallo genético –si esto aplica, of course- pues que con su pan se lo coma y lo endulce con canderel. Sus 75 años de vida ya son tiempo suficiente para dejar de rumiar los odios que por diferentes accidentes una persona transita. Y una persona de su calidad moral, podría estar ya allende estas penurias de mentes menores.

Vamos, que lo que no hizo con su inteligencia ni con la misericordia de (su) dios, lo haga por piedad a los demás, ya que el amor propio parece que no le alcanza. ¿Qué hace una feligresía con un pastor así? ¿De qué le sirve al país un sujeto de esta valía? ¿Qué se necesita para sacar al señor de la escena pública ya que no se le puede conminar a que entre en razón?

Yo que en otro momento me habría planteado maneras de alentar finales para el purpurado, hoy solamente le preguntaría: ¿por qué nos odias tanto? ¿Cómo se puede amar a (tu) cristo teniendo el corazón rebosante de inquina contra los demás?

Hay actos de fe de la razón que la fe no entiende.
*http://impreso.milenio.com/node/8839218

sábado, 25 de septiembre de 2010

PALABRA DE DIOS, PALABRA MINÚSCULA

Palabra de dios (minúsculas obligatorias en adelante).Sandoval Íñiguez que tiene vocación de salvaguarda de la ley natural y de todo lo que ello implica, siempre desde su sapiencia y alta calidad moral que su investidura púrpura le confiere, ha vuelto a las andadas, es decir, no es que se fuera, sino que ha abiertos sus fauces benditas pero esta vez recolocado en el centro del reflector mediático y ha dicho: “Esas leyes [las aprobadas por ALDF] son dictatoriales, son contrarias a la democracia, denigran la representatividad de los gobernantes y de los legisladores […] y no pueden legislar contra la ley natural ni contra la voluntad del pueblo que desaprueba esas cosas…” (Subrayado mío).

Con toda esta perorata, el más humilde de los siervos de dios en tierra azteca concluye, que el jefe del gobierno capitalino es un dictador. Quizá lo sea. Porque quien no lo es sin duda, ni jamás lo será, es su santidad maculada benedicto 16 (el número da cuenta de la continuidad democrática de la vetusta institución) que gobierna sin pedir permiso ni dar cuentas a nadie que no sea su señor. No atenta contra la dignidad de los y las bautizadas la imposición de un obispo o un cura. Ni va en dirección contraria al sentido común negar las mentiras sobre las que se ha construido esa iglesia que denominan santa y tan fértil que nos ha salido en curas, obispos y demás servidores de dios con proclividad a efectuar prácticas pederásticas que bendice, promueve y oculta, el santo pastor.
No es pecado condenar al prójimo, instar a la multitud a despreciarlo y celebrar el odio hacia los otros, y luego comulgar con la misma boca sucia de tanta ofensa contra el caído en desgracia, como suelen practicar desde el púlpito infinidad de siervos de dios.

Tampoco es una tiranía la manera democrática en que se conforma –nunca impone, desde luego- la elefantiásica burocracia católica ni el método de dedazo con que se nombra a curas, obispos, cardenales y demás cargos pontificios, pues es el santo espíritu quien emite, cuenta y legaliza los votos que dan el cargo a unos y otros, no a otras.

La santa madre iglesia jamás ha conformado leyes que atentan contra la ley natural, pues insta a la santidad negando el cuerpo y con ello su materialidad y sus necesidades, limitaciones, deseos y posibilidades: el alma que lo habita está por encima de él. Si no hay más ley natural que la fuerza de la gravedad, no es de asombrarse que el vaticano sea una mole que va lenta en lo que a pensamiento progresista, crítico, sensato, racional, humanista se refiere. No atenta contra natura la bendición urbi et orbi, porque el universo entero está de acuerdo en que cuando el santo padre levanta la mano, queda bendito todo cuanto imagina que toca.

Es también la santa sede quien emite bulas, encíclicas y demás documentos papales siempre contando con el visto bueno de la cristiandad completa, al cien por cien, pues, jamás amparado en la hiperbólica figura de in personae Christie, que excluye toda posibilidad de confrontación, crítica y deconstrucción.

“Quisiéramos que las leyes injustas se revirtieran, que pudiéramos reflexionar y echar atrás esas normas, como digo, dictatoriales, y que un pueblo que quiere la democracia no debe permitir” concluye el cardenal. Coincido con él. Me uno a sus ruegos para que su dios, me escuche desde mi impiedad, y sea su santo espíritu quien convoque a un vaticano tercero donde se decrete el final de la tiranía, esto es, la desaparición de la iglesia mal llamada de cristo y nos deje de estar chingando tanto iluminado. Así sea.

viernes, 24 de septiembre de 2010

DE LA CENUTRIEZ

¡Eureka!Lo he entendido: la gente no es zafia o cenutria porque ello sea su esencia, sino que obedece a una construcción cultural de una sociedad patologizada en la que conviene que los sujetos se conduzcan así. Es decir, que existe un mercado cognitivo que reclama sujetos manipulables, vaciados de voluntad y crítica para que la dinámica de explotación, marginación y exclusión se sostenga.
Sin embargo, que la cenutriez no sea natiraleza (esencia) sino una propiedad adquirida/impuesta sobre el cuerpo de algunos sujetos, no significa que deba celebrarse. Y mucho menos permitir que se arroguen la idea de que ser estúpido es lo ideal. Aun cuando una construcción cultural suele ser una imposición sobre el cuerpo (y el accionar en general) de los sujetos, no existen razones para que un cenutrio vaya por la vida orgulloso de serlo ni obligación de disculparlo por eso.
Un cenutrio es siempre un cenutrio, que merece nuestra consideración -como diría la canis ladrans del Anáhuac cuando se refiere a los sujetos no heterosexuales- sí, pero que lo exhaltemos, ni en pedo.

jueves, 23 de septiembre de 2010

¿QUIÉN MIRA A TU CUERPO?


Con un disparo directo al voyerismo (casi siempre) insatisfecho, se anuncia la nueva campaña de Armani en la que el protagonista es el jugador-dios de todos los tiempos: “Ronaldo al desnudo”. Y claro, el usuario de la red es débil y va y da click ahí, donde las fotos están a la espera de ser vistas.
¿Qué mira quien observa un cuerpo? En este caso en el plano hay dos miradas que no se encuentran –lo harán en un instante fugaz ya congelado en el tiempo de la fotografía- porque para ello necesitarían estar en el mismo nivel: yo te miro a ti que me miras; cierto, cuando el vector visual implica el reconocimiento. Cuando la mirada lo que funda es la sumisión o la idolatría, coloca a los cuerpos –quien mira y quien es mirado- en planos distintos.

Por supuesto que acá el centro es el cuerpo semidesnudo del héroe y no el de la mujer representada como camarera, que resulta accesoria, y como dice la nota “la fantasía de cualquier mujer hecha realidad: estar en una habitación a solas con Cristiano Ronaldo en paños menores”. Puesto así, la fámula debe sentirse diosa, si a la divinidad se accede acaso por contagio, asociación o proximidad.

En la secuencia (desde el portal de hotmail http://estilos.prodigy.msn.com/moda-belleza/galeria.aspx?cp-documentid=2565749) lo que luce son los planos sepias donde se exhibe sin pudor (¿acaso tendría que haberlo?) el cuerpo ideal masculino del jugador. Mientras que el cuerpo de la mujer se reduce a una mirada que elude –como si necesitara eso para ser invisibilizada- la atención del lusitano.

Ella sólo existe en función de él. Y según se adentra el lector en la nota, parece que en ello radica el encanto de las imágenes: la celebración de la mirada en un banquete en el que todos y todas concurren menos ella, que sirve como escenografía para que brille el otro. De este modo se cumple lo que está escrito: “La fantasía de cualquier mujer hecha realidad”. Como si un varón –no necesariamente homosexual- no tuviera posibilidad de construir tal ensueño.

Lo que la nota me hace pensar –y me llevó a escribir- en la cantidad de veces en que nuestro cuerpo es sacado de cuadro para que luzca el cuerpo de otros o de otras. Cómo en la conformación de ciertos escenarios nuestra mirada es convidada a ver hacia otra parte, extraviarse en el paisaje o cegarse, mientras son otros haces los que iluminan otros cuerpos y los hacen resplandecer.

Que así es esto, probablemente. Uno va deslizándose de agujeros negros a soles apenas sin percibirlo (¿de verdad no se da uno cuenta?), avanzando entre claroscuros que nos parecen tan naturales como estar o no estar aún estando.

Imagino la de ‘envidias’ que causará la mujer en posición de adoratriz del dios y la cantidad de vivas que al lusitano se le harán. No estoy por labor de pedir que se celebre o se condene la publicidad. Después de todo, cada quién asume la perspectiva de la recepción de lo que mira. Lo que me deja en suspenso es ignorar la cantidad de veces en que me he anulado yo, para que otros y otras brillen.

domingo, 19 de septiembre de 2010

TODO ME PASA A MÍ

El título de la entrada es también el nombre de una divertida -cruda y desalmada- comedia (dirige Miguel García Borda) que representa esa cotidianidad tantas veces obviada por su carácter de natural, común, lo normal. Ésas situaciones desgastantes para la dignidad del sujeto que terminan siendo disculpadas porque 'así es la condición humana...' sí, así es: ingrata.
Elena (Mariam Alamany) sufre porque hace ocho meses que no hace el amor y por no decir, casi confiesa que no ha sido ni siquiera mirada -lujuriosamente- por un hombre. Pide que la escuchen, demanda ser vista, exige ser tomada en cuenta, reclama ser considerada persona. Nada nuevo en este mundo que cosifica antes que subjetivizar: es más productivo lo primero, qué se le hace.
Sus vecinos, un varón próximo a casarse (Javier Albalá) y otro más, guapillo (Jordi Collet)y con pintas de ser un homosexual no asumido, apenas si le dan motivos para seguir sintiéndose viva; sus compañeras de piso (Cristina Brondo y una espectacular Lola Dueñas), una pareja de lesbianas, le siguen la corriente sólo para mantenerla en el cauce de su locura soft. Óscar (Miguel García B.), un chico que viene de la India, desatará y evidenciará al espectador, la habilidad que Elena tiene para montarse un drama en varios actos.
Pasemos al día a día de quien esto lee o escribe. ¿Cuántas veces no nos hemos sentido estafados por la vida? ¿Cuántas veces se ha sido solícito para ir al encuentro del amigo enfermo, del compañero necesitado de dinero, de la amiga que se siente triste, de la amistad que navega en la depresión? ¿Cuántas veces uno ha estado presto a las necesidades de los demás guiados por aquella discreción que a veces faltó a la de Calcuta? Y cuando se trata de no naufragar entre las penas, no existe nadie que preste ya no digamos consuelo como compañía: ¡Bendito Feis que da mucho a cambio de una conexión a Internet!
Es verdad que uno no es de los que piden ayuda, garabatean su ansiedad en twitter ni van por las calles aullando sus dolores, pero una amistad auténtica intuye, que algo anda mal si de pronto se percata de una mínima variación en la rutina del otro. ¿Pero qué sucede? Que la capacidad de observar no es un talento del que gocemos tantos. Por ello uno puede languidecer de nostalgia y a menos que el cuerpo apeste nadie más advertirá que se está muerto.
"Enferma de ira" llama Ingrid Betancourt a la sociedad colombiana, ¿qué hay de malo en estar enfermo de ira contra alguien o algunos? Ya va siendo hora de reivindicar la intolerancia contra la zafiez que domina el mundo, contra aquello que de verdad nos daña e indigna. Lo mío es un desánimo generalizado, un asco hacia los otros que me han herido, una depresión hacia afuera, que se traduce en un ansia de soledad, un deseo de estar loco. Volar.
Y para estas crisis nadie mejor que uno mismo, cada quien elige su propio abismo para arrojarse en caída libre y vomitar en solitario las lastimaduras que se lastran en el cuerpo.
Enfermo de ira o sano de sensatez, lo que sea, con que venga bien al cuerpo y ayude a no zozobrar entre las miasmas en que se va convirtiendo el mundo. Todo me pasa a mí, menuda suerte. Gritaré lotería, el día que no me suceda nada. Pero nada.

lunes, 6 de septiembre de 2010

IGLESIA DEL MAL

¿Quién mejor que ella, la iglesia sangrienta, para hablar desde la fe, de Estado asesino? Le sobra autoridad y cinismo para denunciar lo que durante dos siglos le ha salido muy bien y sin apenas inmutarse: matar la voluntad de las personas, sujetarles la conciencia, descerebrarlos, despojarlos de sus bienes materiales, reducirlos a viles objetos obedientes, a sujetos residuales, basura que es desechada por ductos fétidos hacia los márgenes. Solamente una cínica y deslenguada así (¿alguien dijo inmaculada?), puede llamar Estado sanguinario a este país. ¿Quién le podrá el bozal a la canis ladrans?
La que no dijo ni un ay para dolerse por el sufrimiento de los cientos de menores víctimas de abusos sexuales de parte de curas pederastas, antes bien, se hizo la bruta, ciega y sordomuda y ahí murió. Esa misma es la que llama ahora al Estado asesino y sin ruborizarse siquiera con la sangre de tantos que yacen bajo sus pies. ¿Formo ya parte de ese estado que la falsa sin par crucifica? ¿Acaso yo cometo los mismos crímenes que en nombre de Dios ésta ejecuta? ¿Yo cobro por impartir indulgencias? ¿Yo renté la imagen de su santa guadalupana intocable devenida en caricatura prostituida por el mercado, ‘plis’? ¿Yo utilizo la excomunión como chantaje para desestabilizar la débil fe de sujetos taimados?

¿Soy yo quien condena el aborto desde el púlpito y lanza anatemas a las mujeres que pasan por esa circunstancia mientras callo ante el sagrario la pederastia del clero? ¿Yo llamo animales a las personas homosexuales mientras bendigo a la multitud no con el santísimo sino con la copa del mundial de futbol?

A la desmemoriada ésa se le olvida que muchos más llevamos cuenta de sus atrocidades, de sus canalladas, de su maleficio sin fin contra los más desfavorecidos y crédulos (que a veces son los mismos). A mí que no me venga con el cuento de que es una, santa, católica y romana, no se conforma con ser impía, hipócrita, obtusa y renegada, impedida para ver la metástasis que la corrompe y la hace delirar.

Lo que me sorprenda es que aún existan bastantes quienes apuesten por ese tipo de seres nefastos que hacen más daño a la humanidad que todos los virus y plagas que asuelan la vida de las personas, ciegos guiando a otros ciegos. Que maldiga hasta que se quede afónica: prueba de su divinidad es que puede ladrar sin morderse la cola ni la lengua. Ella, la cómplice de tantos desmanes (que no enunciaré para no darle más gloria), la que comulgó con dictadores, sátrapas y demás seres nocivos para la humanidad debería replegarse a sus deberes evangélicos, que para eso existe, según su justificación histórica -¿histérica?- o fingirse mosca muerta, que también le va muy bien.

jueves, 2 de septiembre de 2010

MENTIRAS A RAUDALES, CRÍTICAS A CUENTAGOTAS

“Este es el mejor año del presidente Calderón. La economía está creciendo; se están generando cientos de miles de empleos; la calificación de deuda soberana está sólida; los turistas internacionales están de regreso; la inversión extranjera directa es similar a los niveles anteriores a la crisis; el ahorro en las Afore está en niveles récord; la inflación está bajo control; el Banco de México fue dejado en mejores manos.

Quien no quiera ver la realidad es que tiene su agenda política privada. Ya hasta Carlos Slim dio un espaldarazo al Presidente, al afirmar antier que la inversión en el país no está en riesgo a pesar de la violencia generada por la lucha anticrimen. Mejor vocero no pudo tener Calderón en la semana de su cuarto Informe”, menciona en su columna Cubículo estratégico Carlos Mota (Véase Milenio http://impreso.milenio.com/node/8825585).

Mejor año ¿para quién?, ¿por qué? A medida que uno lee el texto constata que quien encomia el ¿trabajo? del inquilino de Los Pinos lo hace desde una posición si no cómoda, sí lo bastante parecido a ella. Porque en ningún momento hace énfasis en ‘la otra realidad’ de este país jodido que no está para loas ni para festejos de bi/centenario ni para nada que no sea para exigir justicia y seguir esperándola sentado frente a la TV, la mayoría de los casos.

¿Para qué sirven las cifras ‘perfectas’ de la macroeconomía cuando la población se desenvuelve –como puede- en el nivel de lo micro, de lo tangible, de la inmediatez? No basta con afirmar que las cosas marchan bien en este paisito sólo porque las cifras absolutas cuadran. Que una casa no se caiga no significa que está convenientemente cimentada. Hay que recordar que las condiciones reales (cotidianas pues) de vida de millones de mexicas son aún peores a las que ya se tenían cuando empezó el tsunami de crisis mundiales. Pensar lo contrario, no significa que uno “tenga su agenda política privada” sino sensatez (pudor, sería demasiado).

Si algo habría que agradecer a Calderón es que en dos años más estará diciendo adiós a la locura en la que metió al País al emprender su guerra contra el narco (el suyo también). Y felicitarlo, sin duda, porque cerró su boca ante situaciones cotidianas que no ve o no entiende o ni mira ni comprende (mira por dónde, que también resultó ser nini).

Más que espaldarazos al señor, hace falta una mirada crítica que no tema denunciar la realidad que padecemos cotidianamente millones de habitantes de esta país, que si no se cae no es por voluntad divina sino porque somos más los que sí trabajamos para que así ocurra, lejos de quienes viven del presupuesto y otras prebendas y con ello, ajenos al día a día del resto de la población. Definitivamente este no es el año de Calderón, aunque él se lo crea; el suyo será y sin duda ocurrirá, cuando se largue lejos del cargo que ocupa (¿usurpa?).