jueves, 30 de octubre de 2008

MASCULINIDAD METAFÓRICA: FRAGMENTOS DE UN DISCURSO VACÍO

César Ricardo Azamar Cruz
Sucede que me canso de ser hombre
Pablo Neruda

La masculinidad entendida como una obligación que todo varón debe cumplir voluntaria o coercitivamente, a veces puede resultar tediosa, extenuante, contradictoria, absurda incluso, aunque muchos hombres aseguren lo contrario. Dicha respuesta, probablemente sea resultado de una arbitrariedad cultural convertida en natural.
Los hombres no nos hemos planteado la posibilidad de pensar sobre nosotros mismos porque no cabe en nuestra lógica cotidiana, menos aun nos atrevemos a preguntarnos ¿qué significa ser masculino? ¿O quién de ustedes avanza por los pasillos de la existencia cuestionándose sobre lo que significa ser ‘hombre’? La mayoría de las veces damos por sentado, que el hecho fortuito de haber nacido ‘machos’ nos convierte de facto en hombres, lo cual nos catapulta a los privilegios que trae consigo la masculinidad.
Porque muchas veces se considera a la masculinidad como una prerrogativa que nos permite salir a los espacios públicos sin solicitar permiso, ejercer libremente nuestra sexualidad sin padecer la recriminación ni el rechazo, dictar órdenes y ser obedecido por las mujeres y por otros varones menos afortunados, imponer nuestra voluntad sin negociar ni ser cuestionados. Mandar. Pero hasta aquí la dicha de ser ‘hombre’.
Algunos de los preceptos del masculinismo, evidencian los aspectos perjudiciales del ejercicio de una masculinidad hegemónica que se caracteriza por ser heterosexista, excluyente, machista e intolerante, entre otros atributos. Y se plantea la posibilidad de ejercer una masculinidad libre de violencia, el derecho a manifestar nuestra emotividad, la posibilidad de experimentar prácticas sexo-afectivas diversas, abrir el diálogo equilibrado con las feminidades y permitir la instauración de las masculinidades emergentes.
Pero ¿qué es masculinidad? Desde la experiencia de vida, lo masculino significa ser fuerte, tener poder, acceder sin contratiempos, casi con urgencia, a la sexualidad, ir por la vida como si el mundo fuera nuestro. Y lo es desde el discurso y las prácticas de subordinación hacia las mujeres y otros varones considerados ‘débiles’. En consecuencia, la privación de tales atributos nos aproxima a lo que más teme un varón, ser mujer (por su condición de sometida y la posibilidad de ser penetrada) o en su defecto, el rechazo a ser considerado un niño (por su imposibilidad para mandar). Pues para actuar de manera autónoma somos educados mediante incentivos y castigos de los cuales participan diversas instituciones: la familia, la escuela, las religiones y los medios de comunicación. Por ello, los hombres debemos refrendar constantemente a través de la imposición, la negociación o la competencia, nuestro estatus de masculino.
Pero todo lo anterior que hemos considerado como atributos y derechos naturales de los varones, son en realidad productos culturales que se ejecutan condicionados por el contexto, lo que determina un sistema sexo-género que ha establecido e impuesto como un hecho consustancial nacer macho y ser masculino y nacer hembra y ser femenina. La consecuente actuación de los individuos debe corresponderse con el género asignado aun cuando exista una resistencia para ejercerlo, so pena de ser sancionados socialmente y quedar excluidos y convertidos en individuos marginados o fronterizos.
Sin embargo, ser varón y ser masculino no es una propiedad inherente de la naturaleza humana sino una relación aparentemente inapelable de contenido cultural y por tanto arbitrario, que ha colocado sobre el cuerpo de los hombres características de fortaleza, valentía, autonomía, invulnerabilidad.
Ser masculino no es una propiedad intrínseca sino un giro retórico, un discurso, un acto de habla, una metáfora. Si entendemos por metáfora la acción de otorgar a una cosa un nombre que corresponde a otra cosa produciendo con ello una transformación, queda evidenciado que lo que entendemos por masculinidad es una performatividad. Al cuerpo desnudo del varón (al que ha nacido biológicamente macho) se le endilgan cualidades externas de otras realidades y lo convierten (abracacadabra) en un ‘hombre’. La metáfora no explica sino que describe, y la masculinidad hegemónica no queda definida por sí misma sino por su relación de oposición con lo femenino y otras masculinidades emergentes.
Al no ser un hecho consumado, la masculinidad obliga a los varones a la autorregulación constante para asegurarse de que se ejerzan los valores que la definen, de ahí que resulte desgastante vigilar qué movimientos realizamos, qué gestos expresamos, qué emociones no debemos externar, qué modulaciones debe o no adquirir nuestra voz, la ausencia o la limitada presencia de ademanes, las posturas adoptadas por nuestro cuerpo; todo confluye para que los hombres no rebajemos la disciplina en aquellos aspectos que nos confirman como masculinos, esta situación suele llevarnos –aunque no se reconozca públicamente- al hartazgo, no de la masculinidad (que con esa estamos contentos casi todos) sino del ejercicio neurótico de la misma. Contradictorio.
Entonces, ¿por qué no intentar el ejercicio de otro tipo de masculinidades? Porque la sola enunciación de la pregunta genera en la mayoría de los varones, voces inconformes, murmullos, rechiflas, (y erecciones) planteamientos que activan el eterno temor de muchos hombres, el sentirse penetrados. Suponer variaciones al esquema tradicional de lo que significa ser masculino actualiza el miedo al falo, que inconscientemente, penetra en todo momento el deseo de un sin número de hombres.
Aceptar la posibilidad de un cambio nos orilla a parecer masculinidades disidentes y en cierto sentido, una masculinidad que objeta contra la masculinidad tradicional, de facto se convierte en un varón fronterizo, reo de sospecha de no comulgar con los preceptos del canon. Esto porque tanto algunos varones como algunas mujeres asocian masculinidad y feminidad con heterosexualidad.
La teoría Queer apuesta por la eliminación del entramado sexo genérico que nos ha sostenido y sujetado y que se libere a los cuerpos para que se conduzcan conforme a su deseo. Aspirar a la libertad no significa hacer encomio de la anarquía. Pues los estudios Queer proponen recuperar la subjetividad, el derecho a ejercer libremente los deseos del cuerpo mediante la negociación con la norma y las instituciones que lo reprimen (todo lo que reprime también posibilita).
Resignificar la norma traería consigo la modificación del ejercicio de lo que entendemos por masculinidad y feminidad, y el rompimiento del esquema sexo genérico que nos obliga a elegir entre el corral “hetero” y el gueto gay, ya que tanto la heterosexualidad como la homosexualidad, según la teoría Queer, son categorías igualmente opresoras.
El reto para los varones consiste en hacer un alto y plantearnos qué tipo de masculinidad queremos ejercer, vencer decididamente el prejuicio de que la masculinidad no es un asunto para reflexionar; no hacerlo antes nos ha convertido en un vacío –paradójicamente- lleno de fragmentos que intentan en vano unirse y darle sentido al concepto ‘hombre’.
Un varón que no conciba que la ejecución de su masculinidad está relacionada con factores externos: otros varones, las mujeres, manifestaciones sexo afectivas diversas; e internas: el derecho a manifestar su emotividad, ejercer libremente su deseo y deslindarse de los patrones clásicos de lo que significa ‘ser hombre’, y que no comprenda que su masculinidad más que una propiedad intrínseca es un proceso de metaforización de su cuerpo ‘macho’, está en riesgo de ser un varón en crisis, un cuerpo solo y marginado, un fantasma vagando en la inmensidad del espacio vacío que es su nombre.

Xalapa, Ver., jueves 16 de octubre de 2008

lunes, 27 de octubre de 2008

DEROGANDO LA LEY DE LA GRAVEDAD (O QUEER A FUERZA)

Rousseau afirma que sólo debería escucharse la voz de la naturaleza, ya que ésta es idéntica a sí misma, con todo y que comete errores: a veces, una madre no puede alimentar a su creatura porque no producen leche sus glándulas mamarias, lo cual uno juzga como algo corriente. Pero Derrida asegura que esta falta de autosuficiencia de la Naturaleza viola la base de una identidad: lo que es, es.
Entonces, la ley de gravedad que represalia a todos los cuerpos en tanto materia constituida por átomos, considerada una norma natural, requiere necesariamente de un complemento (la antifuerza gravitatoria, por ejemplo) y al ser parte de la Naturaleza, tampoco es autosuficiente; resulta pues necesario deconstruirla (lo ideal sería derogarla) y resignificarla. En consecuencia, si se le identifica como una normatividad que reprime al individuo (sería posible levitar, no se caerían 'las carnes', flotaríamos en la atmósfera) y a todo cuanto está constituido de partículas, es posible que éste negocie desde su subjetividad, los efectos (perjuicios) que dicha ley tiene sobre los cuerpos y empezar así el camino hacia la liberación. O hacia el espacio infinito.

jueves, 23 de octubre de 2008

ESCORPIÓN: OCT, 24

Existen, sin duda, diversas maneras de celebrar un año más de vida: fiestas espectaculares, viajes a zonas turísticas, paisajes exóticos, música de moda, conciertos, cena especial con seres especiales, en fin, de todo para escoger. Pero a mí me gusta celebrarme de manera que integre lo común pero con variantes, sin que ello signifique hacerlo de manera alternativa.
Viajaré en unas cuantas horas a La Ciudad de los Desvelos; lo haré en compañía de mi Héroe y la madrugada de mi cumpleaños discurrirá desplazándonos a 95km/h cerca uno del otro. Entibiado por su cuerpo, la duermevela será como si comiera la luna a pedacitos. Nomás llegar a nuestro destino, enfilaremos hacia el hotel; desataremos los nudos que habitan nuestros cuerpos y libres de todo embarazo continuará el festejo de mi cumpleaños que ha empezado desde hoy -incluso antes- con todo lo grato que he recibido...
Viajaremos a la UNAM hacia media mañana; hay que ubicar la oficina de posgrado y recorrer el lugar: necesito re-conocer los espacios por donde andaré dentro de 18 días... Tras concluir el tour iremos a desayunar a un sitio especial -top secret-; visitaremos librerías y a comer(nos)...
Por la tarde, recorrido fugaz por el centro si es que las turbas de AMLO nos permiten andar por esos lugares de la cristiandad. Y por la noche, a lookearse que el festejo empieza en la Cantina Viena y sigue en un antro de triste memoria para nuestro anfitrión nocturno; quien sacrificadamente, nos llevará hasta ese punto con todo y su dolor (es escorpión chafita).
La velada concluirá en la habitación de nuestro hotel entre vodkas, bocas y botas... Al día siguiente, tras recuperar las fuerzas perdidas y vueltas a perder -igual que el dinero en Wall Street- emprenderemos el viaje de retorno a esta ciudad de todas las monotonías, que no obstante, me hacen feliz.

miércoles, 22 de octubre de 2008

CARPE DIEM



LO MÁS CRUEL DE LA NOSTALGIA ES QUE PASA...

lunes, 20 de octubre de 2008

TEORÍA QUEER



POR EL DERECHO A SER LIBRE
JUEVES 23 DE OCTUBRE, 2008
XALAPA, VERACRUZ, MÉXICO

sábado, 18 de octubre de 2008

A TODOS LOS SÚBITOS DEL REY...

EN VERACRUZ, LA EDUCACIÓN, NO ESTÁ A DISCUSIÓN...
Continuará...

jueves, 16 de octubre de 2008

WALL STREET



Wall Street me lo dio, Wall Street me lo quitó.

sábado, 11 de octubre de 2008

PERIMETRANDO LO QUEER

El concepto Queer es una vocablo de significado huidizo, fronterizo, que apenas si consigue definirse a sí mismo. Resulta menos complicado explicar lo que no es.
Un sujeto Queer sólo puede ser nombrado por sí mismo; esto es, lo Queer ocurre sólo en primera persona.
Para ser Queer no se requiere ser exótico sino fronterizo, un individuo que se descubre "represaliado" por las instituciones con quienes deberá negociar su liberación.
Queer es vivir en consonancia con el propio deseo y trasgredir el papel tradicional del género; liberarse de la tiranía del sistema hombre-masculino-heterosexual y mujer-femenina-heterosexual, para dar paso a diversas manifestaciones del cuerpo sexuado. Ser Queer implica la reivindicación del cuerpo y sus deseos.
No basta ser gay, bisexual, heterosexual, asexual o pansexual para definirse Queer. Lo Queer implica una performatividad del individuo. Una constante transformación, una performatividad que ponga en el abismo la ejecución tradicional de los papeles del género y de la identidad del rol de género, esto es, vivir como individuo liminal sin que esto signifique caer en la anarquía. Ser Queer es el principio de la libertad.

viernes, 10 de octubre de 2008

CUERPO NO-REPRESALIADO



Mi placer no radica sólo en lo que siento sino en las amarras que le quito a mi cuerpo.

martes, 7 de octubre de 2008

ADDICTED

Sólo en octubre sucede lo más bello, eso podría estar pensando este hombre mientras lame sumisamente -podría también decirse que gozosamente, que no es pleonasmo- la bota de su Amo. Placer genuino. Como las pieles que entran en contacto tras la colisión provocado por el deseo.

Detengámonos en la mirada concentrada del amante; tal vez esté buscando la posibilidad de encontrarse con algún obstáculo que interfiera en su recorrido. O simplemente los ojos observan su propio reflejo atrapado en la superficie de la bota. Puede tratarse de un hombre que hace estudios de género y se resigna ante la evidencia: Yo ando liberando cuerpos, pero el mío, tiene dueño.



lunes, 6 de octubre de 2008

UNA DE EMOS...

1. Emo y figura hasta la sepultura.
2. Al que nace para Emo del cielo le caen las penas.
3. Más sabe el diablo por Emo que por diablo.
4. Cría Emos y te sacarán los ojos.
5. Emo que no has de coger, déjalo correr.
6. Aunque el Emo se vista de seda, Emo se queda.
7. Más vale Emo volando que un ciento chingando.
8. La niña Emo, y le dicen fea.

sábado, 4 de octubre de 2008

EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI CUERPO

Jamás un fantasma ha dado una felicidad real a un hombre.
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Los hombres y las mujeres no deberíamos definirnos en términos de heterosexual, homosexual o bisexual, sino vivir libremente nuestra sexualidad y erotismo.

EL HOMBRE PERFORMATEADO

A mi par
La masculinidad es impulsiva y condicionada; lo primero, porque obedece a pulsiones de vida y de muerte, se concreta en actos agresivos, manifestaciones de ira, exabruptos y ostentación de poder; lo segundo, porque su ejercicio obligado es atestiguado por otros varones, mujeres e instituciones que legitiman (y en consecuencia exigen) tales patrones (impulsivos) de conducta.

Cuando un varón reflexiona sobre los impulsos y los condicionamientos que lo fuerzan a manifestarse “masculino”, puede modificar sustancialmente sus actitudes, acciones, enfoques y ejercer sin presiones (o mínimas o no reparar en ellas) una masculinidad que denomino responsable, que combina lo emotivo y lo racional, que se ejerce de manera inteligente, moderna, más acorde con las exigencias actuales.

Para alcanzar este tipo de hombre, hay que deseducar los patrones de conducta aprendidas y reeducar en otros más funcionales, que le permitan llevar a cabo una operatividad de lo que tradicionalmente se ha denominado masculino. El hombre empoderado es un okupa de su propio cuerpo; el empoderamiento se convierte entonces en un acto performativo (una performance) constante. El hombre que ha tomado conciencia de su masculinidad es un individuo empoderado: performateado.

jueves, 2 de octubre de 2008

APOCALIPSIS

La siguiente es una entrada desesperada, bifurcada, miope; vaya manera de comenzar octubre en red.
1. Un cuerpo liberado debe pelear para conservar su estado de libertad; un cuerpo libre, no se plantea la represión ni por asomo. Por ello la enfermedad funge ahora como un castigo, como un obstáculo para el cuerpo liberado. Pero también, el cuerpo enfermo es la oportunidad para concretizar en él todas las teorías sobre los estudios Queer.
El cuerpo literalmente como objeto de estudio en el que convergen y cobran vida conceptos como habitus, represión, performatividad, fronterizo, exclusión. No existe mejor oportunidad para teorizar que con el cuerpo crucificado por la enfermedad. No, no aparten de mí este cáliz, sólo dénme más luz para leer mejor las líneas de mi Teoría.
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2. La crisis financiera alcanza el capítulo más alto de la cresta del rating de esta telenovela global sobre quiebras y ruinas económicas; los gringos tendrán también, como los mexicanitos, su FOBAPROA, por envidiosos -quizá lo más apropiado acá es decir pendejos-. Un dinero público que sirve para paliar -nunca para sanar- la grave crisis de las instituciones financieras. Así es la vida; los ricos -léase acá banqueros y demás oportunistas- siempre ganan en estos cuentos a propósito de cifras y especulaciones; mientras que los pobres, los jodidos, la mayoría, termina por asumir el costo de los errores de los primeros. Eso sí, el cuento no concluye sólo porque se anuncia este final feliz, porque no es lo uno ni lo otro... en este caso la historia sigue, sigue, sigue.