sábado, 4 de octubre de 2008

EL HOMBRE PERFORMATEADO

A mi par
La masculinidad es impulsiva y condicionada; lo primero, porque obedece a pulsiones de vida y de muerte, se concreta en actos agresivos, manifestaciones de ira, exabruptos y ostentación de poder; lo segundo, porque su ejercicio obligado es atestiguado por otros varones, mujeres e instituciones que legitiman (y en consecuencia exigen) tales patrones (impulsivos) de conducta.

Cuando un varón reflexiona sobre los impulsos y los condicionamientos que lo fuerzan a manifestarse “masculino”, puede modificar sustancialmente sus actitudes, acciones, enfoques y ejercer sin presiones (o mínimas o no reparar en ellas) una masculinidad que denomino responsable, que combina lo emotivo y lo racional, que se ejerce de manera inteligente, moderna, más acorde con las exigencias actuales.

Para alcanzar este tipo de hombre, hay que deseducar los patrones de conducta aprendidas y reeducar en otros más funcionales, que le permitan llevar a cabo una operatividad de lo que tradicionalmente se ha denominado masculino. El hombre empoderado es un okupa de su propio cuerpo; el empoderamiento se convierte entonces en un acto performativo (una performance) constante. El hombre que ha tomado conciencia de su masculinidad es un individuo empoderado: performateado.

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