
Detengámonos en la mirada concentrada del amante; tal vez esté buscando la posibilidad de encontrarse con algún obstáculo que interfiera en su recorrido. O simplemente los ojos observan su propio reflejo atrapado en la superficie de la bota. Puede tratarse de un hombre que hace estudios de género y se resigna ante la evidencia: Yo ando liberando cuerpos, pero el mío, tiene dueño.
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