viernes, 29 de abril de 2011

EL BEATO DEL MAL





En la imagen vemos a un hombre que parece decir "estoy hasta la madre". Una suerte de 'basta ya' que nace desde la honda oscuridad de su alma. Pero conociendo la naturaleza del difunto papa, bien pudo haberse estado durmiendo mientras alguien más daba cuenta de la homilía en turno.





Porque con este tipo de seres, nunca se sabe. También podía estar pensando en la cantidad de dinero que el vaticano estaba invirtiendo para callar (que no en hacer justicia) los crímenes de pederastia que su santo redil venía cometiendo bajo su reinado enfermo. Su gesto acusa, quizás, la buena nueva de su favorito entre los favoritos, la bestia maciel: "otra vez con ese cabrón misericordioso que no dejan descansar".





Porque ahora sabemos (los que queremos saber, of course), que el eminente beato, siempre estuvo enterado de los desmanes del legionario mayor y ni un pío. Claro, no se puede piar (sino de gusto) al recibir los dineros de la patológica orden de la bestia. Y así, felices todos. Los niños y las niñas víctimas de abuso, pueden esperar su turno, podría estar pensando en el momento de la foto.






Lo que a mí me asombra no es el circo mediático que el papa cirquero sigue convocando y transformando en cifras. Lo mejor que le pudo pasar después de su muerte, ha sido este rating postmortem. Cada quien aplaude el chou que desea. Lo que mi limitada capacidad cerebral no acomoda es cómo no existe, en toda la parafernalia que envuelve a este sujeto, ni un ápice de auto/crítica respecto a los fallos que cometió durante su pontificado. El primero de ellos haber llegado al papado (con todo el resentimiento que tenía al comunismo), y la otra, no haber muerto baja la bala del turco (de la que se hubiera librado el mundo hace 30 años). Pero prefirió sobrevivir para ver su decadencia, y escuchar (que se haya hecho sordo es su problema) los crímenes de sus bienamados siervos debió haber sido terrible.





Esto cuando se es congruente. Si hubiera sido honrado, pozos le hubieran hecho falta para arrojarse a ellos. Pero como el chou debe seguir, la aplanadora mediática pasó por encima del vaticano II, las supuestas enseñanzas de cristo, el cacareado amor al prójimo, la odiada teología de la liberación y triunfó (¿?) la sinrazón catoliquera que hoy se aviva para saludarr a su nuevo beato. De tal infamia da cuenta la segunda fotografía.




Insisto, cada quien aplaude el chou que quiere celebrar. Yo me uno al dolor de quienes ven en este circo, el triunfo del mal, camuflado de bien. La injusticia pura. Y repito con el crucificado: Perdónalos, porque no [claro que sí] saben lo que hacen. Que se hagan pendejos, es cosa suya. En todo caso, un milagro más, del papa cirquero. Amén.

miércoles, 27 de abril de 2011

DE MAGIAS Y DE SUEÑOS ROTOS.

La semana in-santa por fin pasó y ha quedado una larga cruda en el ambiente político en este paisito, que si no se cae, es porque está bien agarrao de las enaguas de Tonatzin. Qué afortunados somos quienes lo habitamos.




La novedad local es que no hay novedades, milord logró montar su playa (lo que es no conocer el mar) en la periferia de su cada vez más feaxalapa, alegando que pasaba (esa expresión la empleo yo, no el susodicho) de las críticas (por el costo de su alberca made in China y por el desperdicio de agua en pleno estiaje y tandeo) a cambio de la sonrisa de la gente.




Más cenutria ¡imposible! Debió ser un niño feliz mirando la bolsa de frituras que en los ochentas lucía una carita sonriente, y que invitaba a los memos a probar más de una. ¡Sobres! debió haber dicho y segurito que ahí le nació su vocación de servirse de los demás. Porque en aras de afear a la ciudad, desaloja un mercado y lo pone en venta (arrendamiento o regala, que viniendo de ella, lo espero todo -huelga decir que cuando refiero todo, quiero decir nada). Supongo que por muy alcalde devenido mujercita que se sea, no se puede obrar a voluntad, que a veces no es sino visceralidad desaforada.




Mientras, la ciudad sigue estando sucia, fea, ruidosa, atascada de autos y de vendedores ambulantes y sin esperanza ni consuelo. Si al menos tuviéramos palmeras de colores, que es el atractivo grotesco de Tuxpan. ¡Sí! Un verdadero reino lesbigay: cromatismo, luz (brillan en la noche) y la diversidad presente en el suelo huasteco. Nada de que concurso de fachadas y balcones. No, los tuxpeños se aplicaron y convirtieron su patria, en un arcoiris tropical. Con razón milady se solaza por aquellos lares de vez en vez.




Y eso que no se propusieron un belloTuxpan, quizá porque saben que lo que es feo, feo es. En este caso no aplica la performatividad que experimenta cada día milord, obrando el milagro de pasar de alcalde a mujercita trajesastreada. Si nomás le falta una pamela para confundirla con la Kate londinense, tal es el milagro de su transformación (en fuga).




La proximidad de la beatificación del papa cirquero, dispara los milagros como balas el desgobierno azul desde el exterior, que es desde donde México, se ve más bonito. Ojalá un día de estos, el alcalde devenido mujercita no nos vaya a desaparecer la ciudad o nos la convierta de verdad en Bella/Xalapa, aunque ella siga siendo, por siempre, La Bestia. Todo puede pasar en fantasilandia. Menos, que yo le crea.

sábado, 23 de abril de 2011

LA VIDA FRAGMENTADA O LA PLENITUD 'A CACHOS'

“No conservamos una forma completa de los otros, con el tiempo. Conservamos fragmentos que valdrán por el todo. Cada vez menos. Cada vez los más metafóricos. Cada vez los pocos y exactos que habrán de recordarnos que felices no fuimos, pero que en verdad lo intentamos”. Lo anterior es un manifiesto puro de lo que podría denominarse pesimismo optimista u optimismo sombrío.



Una declaración de guerra a la poesía: no más metáfora, bienvenida sea la metonimia. Nunca más la totalidad de la unidad sino el fragmento disperso, la esquirla, la pedacería dando cuenta de la existencia (anterior) de un todo. Ahí donde hay una parte, existe unidad.



Esta fragmentación unificada es lo que rescato de la lectura de La balada de los bandoleros baladíes de Daniel Ferreira. El colombiano sabe lo que escribe cuando emplea la digresión narrativa para dar cuenta de sujetos rotos –fragmentados- por la guerrilla, el narco y lo que se acumula ya en la sociedad colombiana tras décadas de violencia.



En la novela de Ferreira no solamente está cortada la historia, también carecen de completud los personajes (cojean), sus voces (problemas de habla), sus cuerpos todos (monstruosos, idiotas, deformados/transformados y despiezados). La unidad del sujeto, como la del relato y la de la voz narrativa están suspendidas ya para siempre en un universo que consigue su coherencia en la ilógica de su existencia. Una entropía textual que habla de un (pretendido) orden anterior al tiempo y espacio de lo narrado.



Mantener la unidad, es un deseo inútil del que pasan los personajes de esta novela cuya atmósfera, violenta las certezas de quienes hemos vivido en otro tipo de incertidumbres: “desde los diez años estoy dándole al mundo y no soy capaz de desbaratarlo”, confiesa un personaje sin amargura ni pena, si acaso con el deseo de continuar en resistencia.



Hace un par de años, un interlocutor antioqueño me decía, que lo que vivimos en México, es agua pasada en Colombia. Que lo peor estaba por venir. No sé qué significa ‘lo peor’, pero mientras uno se adentra en las páginas de Ferreira el asombro crece y la barbaridad del fragmento anterior es superada por el siguiente y así acontece sucesivamente hasta engarzar un salterio de avemarías descontinuadas y no por ello, menos amargas y dolorosas.



La realidad mexicana se antoja des/dibujada en el relato del colombiano y quizá por eso también sacude más allá de los límites del texto. Las páginas de los diarios no han mostrado aún (¿todo?) el horror que atrae aparejado consigo el poder y la ignorancia, que de eso se trata cuando se habla de narcotráfico, estado fallido, corrupción y ‘daños colaterales’, por ser breve.



Y sin embargo, queda a quien lee la tarea de resignificar la obra como una invitación a la resistencia o a la esperanza. O a ambas. El narrador tiene la sutil generosidad de advertirnos: “aquél que tenga supersticiones y no tenga un método para contrarrestarlas estará perdido”. Unidad en el fragmento, humanidad en la barbarie, confianza en la sinrazón, son apenas islotes de una pangea simbólica que nos permiten habitar (vivir es una pretensión) los linderos del precipicio. Y en estas palabras no existe asomo de malagüerismo. Lo juro.



Daniel Ferreira (2011) La balada de los bandoleros baladíes, Universidad Veracruzana, Xalapa, Veracruz.

viernes, 15 de abril de 2011

YO NO VOTÉ POR TI

A quienes (ya) no pueden decir nada.




Yo no voté por ti, porque sin saber qué harías, suelo desconfiar de quienes surgen, de eso que denominan 'nada', y trepan rápidamente a puestos de poder. No lo hice, porque te me antojabas tan peligroso para el país como aquél a quien llamabas "un peligro para México".


Yo no voté por ti, porque desconfío de la ideología (o de eso que antes se entendía por tal) de tu partido, de la moralidad de aquellos que apelan a los valores para imponer su moral. La palabra valor me asusta porque casi siempre es tendenciosa, reduccionista, excluyente.


Yo no voté por ti, porque no te conocía ni quise conocerte. De los otros tenía algunas referencias pero tampoco los voté. Para emitir mi sufragio a favor de un candidato, necesito que se dé a conocer, no que me ofrezca mascaradas.


Yo no voté por ti ni por ningún otro de tu partido (ni de los otros partidos), porque no creo en aquellos que profetizan, ni en los que juran, ni en los que amenazan, ni en los que prometen por inercia. Confío en quienes dicen haciendo.


Yo no voté por ti porque pudo más mi sensatez que mi pre/juicio, mi dignidad que mi desconfianza (votar ¿para qué?), mi rabia que mi fe para confiar en que alguno de los candidatos pudiera gobernar sensatamente.


Yo no voté por ti y lamento que no se vote en negativo (elegir al que no se quiere), porque te habría dado mi sufragio generosamente. Tu 'basta ya' no me conmueve, porque yo vivo en un país distinto a ése que publicitas en los medios.


Yo no voté por ti ni en las encuestas de salida ni por twitter, a ti que tanto te gusta gobernar desde las redes sociales virtuales, estando tan lejos (y vaya que lejos) de la realidad.


Yo no voté por ti y por eso no tengo a quién dedicarle esta arenga.

domingo, 10 de abril de 2011

CENUTRIEZ Y MUNDO

¿Es mi responsabilidad que exista tanta gente cenutria*? ¿Debo solidarizarme con quien vive su cenutriez? ¿Hasta dónde alcanza mi deber con el prójimo? Refiero lo anterior porque en este paisito disentir está penado. Escribo disentir, que espero sea comprendido por quienes prefieren todo 'peladito y en la boca'.


Leí la respuesta que Elvira Lindo da en su espacio en EL PAÍS a quienes le reprochan (sí, furibundos pequeñocerebrales que los hay y en abundancia) que haya asistido (y compartido con sus lectores) a un concierto en el Carnegie Hall a escuchar la Misa en Sí menor de Bach. ¿Qué le pudo a los memos? Que ella relatara ese suceso, y los otros no entendiéndolo como una crónica, presos de la envidia, han pretendido destrozar a la articulista. La contestación que la escritora da en la edición dominical me gusta. El tono, la adecuación (recuerden que son lerdos quienes decodificaron con sesgo de clase el texto) y la coherencia del artículo.


Si eso le ocurre a ella, autora reconocida, ¿qué no le pasará a un simple opinador que escribe su blog como desahogo (eso es) y para compartirlo con quienes se toman el tiempo para leerlo? No escribo para darle el gusto a nadie, ni para dictar línea, ni para celebrar a quienes tienen el poder. No me pagan por escribir. Escribo porque puedo hacerlo. Que haya quienes se incomodan por lo que escribo, qué se le hace. Es sano disentir, en el entendido de que quien lo hace, argumenta sus razones y se establece el diálogo, no para vencer una opinión sobre otra, sino para favorecer el encuentro.


Pero ¿qué sucede acá? Pues igual que como en España, y en otras partes de este mundo que va rumbo a peor, la gente dice 'eso no me gusta', tira la piedra y esconde la mano. Esa pedagogía de lo cobarde que se celebra a mares. Lo he visto en lo real y en lo virtual, sucede así en el Cielo como en la Tierra. No es que sea lo lógico, sino el camino más fácil (por torcido) por el que se encauza quien gusta. Para no caer en ello existe la teoría (que hay que leer, entender, comprender y no únicamente reproducir merolicamente). Pero como en este paisito la teoría se entiende (cuando se entiende) como:

a) Privilegio burgués, luego entonces, inútil (según quien lo entiende así).

b) Vanal, porque la acción es lo (más) importante.

c) Manera absurda de invertir el tiempo (habiendo tanto qué hacer)


Pocos y pocas son quienes se inmiscuyen en los campos del saber y del conocimiento que dan herramientas para que la acción no sea mero impulso de bárbaros. La masa ha de ser tal, sí, pero no cenutria. Quienes creen que lo teórico está reñida con el activismo (y visceversa) no pasarán de ser bienintencionados. Marchar (en la manifestación que sea) para tener la conciencia tranquila, es como quien copia y pega la información de algún portal de la Red y presenta la tarea como si el deber hubiera sido cumplido a cabalidad.


La teoría no es privilegio sino necesidad. La teoría sin movimiento es agua estancada. Es posible encontrarse a medio camino entre ambas orillas, claro, sólo si se quiere. Si se aprende a debatir, si se quiere debatir para destruir lo que no sirve y de/construir otras realidades (no necesariamente deben ser nuevas) que se correspondan con las necesidades reales de los sujetos no la de colectivos o grupúsculos. Egoístas, malintencionados, zafios, siempre habrá. Pero todos caben, cuando se sabe disentir (ergo, dialogar), lo cual, en este paisito, como en otros, parece estar prohibido. ¿Debo asumir mi responsabilidad por ello? ¿Hasta dónde me alcanza mi deber con el prójimo? Ser cenutrio, hasta donde sé, se conforma solo.


Plus cultural: *cenutrio: persona poco hábil y de corta inteligencia. Lerdo, zoquete.

jueves, 7 de abril de 2011

NO A LA PAZ, SINO A QUE "SE LARGUEN TODOS"

Piensa mal y acertarás, dicen que dice el refrán. Yo en realidad ni pienso bien ni sé en qué consiste el ‘mal’. Pero se me da el seso para especular. Algo de adivino habrá en mí. O al menos de agorero.

Sé amar desde la orilla más abyecta y he aprendido a querer desde la resistencia. Digo lo que habita mi cabeza, que parece estar bien amueblada. Por ello no consigo celebrar las marchas de la paz que reunió a cientos de miles de manifestantes. De 102 millones de habitantes, cientos de miles (o sea, ni un millón) no es representativo de los deseos de la ciudadanía de este país. ¿Cuáles deseos? Desde luego que no los de la (obtención) de la paz. Desgloso.

a) Para pedir la paz habría que reconocer que se ‘está en guerra’. Lo cual ni en pedo reconocerá el inquilino de Los Pinos. No hay consecuente sin antecedente (asumido/reconocido), lógica pura.

b) Las marchas exigiendo paz (y no que “se larguen todos” los ineptos) consiguen el efecto deseado en estos indeseables: legitimarlos en el poder, que es justamente lo que quieren. Esta masacre (no reconocida) nace del deseo (anhelo, berrinche) de legitimar lo que se arrebató a malsana a un país (y no me asumo de izquierdas ni de derechas, ni verde ni de centro) analfabeta funcional que vota apenas sin reflexionar.

De modo, que a pesar de la esperanza ‘avivada’ en muchos tras el chou de ayer en varias zonas de mexicolandia (ni siquiera fue todo el país), ésta se diluirá entre la supervivencia cotidiana, los spots oficialistas, la eterna campaña politiquera en que se des-vive la clase política y su desprecio contundente a los habitantes del país.

No a la paz, sino que "se larguen todos", seguro que sin ellos, hallaremos la manera de construir/nos la Paz. No hay que combatir la rabia –solamente-, sino matar al perro que la tiene y la propaga. Muerto el perro, se acabó la rabia, dicen que dice, el refrán.

miércoles, 6 de abril de 2011

NO QUIERO PAZ, SINO QUE NOS DEJEN EN PAZ

Yo sin estrés me desmantelo. Sin tensión mi cuerpo se viene abajo estrepitosamente. Ahora enuncio desde el escombro que soy. Desde las ruinas que habito y me habitan. Desde ese lugar, no obstante, mantengo mi resistencia. Observo las noticias en las que ‘alguien’ se empeña en hacernos creer que la realidad es maravillosa. Entiendo que no todo es desgracia, pero complacerse en una alegría apenas digna de ser llamada tal, es hacerse tonto. Como es malsano habituarse a la desdicha. Término medio es lo recomendable.

Hoy la novedad es la marcha por la paz. ¿Cuál paz? ¿Contra quién se manifiestan quiénes? Pasa cada vez que muere el ‘hijo’ de un famoso, llámese empresario, artista, político o de alguien relacionado con los medios de comunicación. Sólo entonces la turba se re-indigna y alza la voz ¿Contra quién? ¿Para qué? Una vez diluido el ruido entre otros ruidos, la vida sigue con ese pasmo mediocre en el que se vive en este país desde hace años.

¿Por qué en lugar de salir a la calle a pedir paz no se grita que se ‘larguen todos'? Si se quiere paz hay que deshacerse del que hace la guerra. Es como si gritara en voz alta: no a la rabia y el perro hidrofóbico siguiera vivo campante en las calles. Acá el problema es que los mexicanitos se dejan llevar por sus pasiones, furias y arrebatos de dignidad cuya edad media no supera el espasmo. Mañana, cuando los medios de comunicación agoten el combustible (léase la in-dignidad mexica) volverán a caer en las notas absurdas de siempre. La televisión es el analgésico idóneo para que el curso de la vida nacional se mantenga donde está.

Me hace falta esperanza e ingenuidad para creer que pasará algo luego de la enésima marcha y de las declaraciones dichas y vertidas aquí, repetidas allá, censuradas más allá. No pasará nada. Lo refiero no con gozoso pesimismo sino a partir de que se plantean erróneamente las soluciones. ¿Creen que los tunecinos y los egipcios serían hoy un pueblo libre si sólo se hubieran manifestado contra el desempleo, la carestía, el aumento de precios, la falta de libertades? No. S lanzaron contra todo y tumbaron al motor que movía todas sus injusticias. Lo que coloquialmente se dice, cortar el mal de raíz. Es el mismo acto radical -de raíz- que han hecho otros pueblos. Lo otro son sólo paliativos que apenas si distraen a los poderosos.

Los pueblos árabes están dándonos lecciones de dignidad pero como no se les considera como semejantes no se toma nota de sus acciones. Acá hay que hacer algo igual o mejor aún. Esperar hasta el 2012 es demasiada resignación. Es no valorar el tiempo, es hipotecar la dignidad en nombre de una esperanza que no es tal. El problema no son las drogas ni el narco (nada más), es el gobierno, es la clase política que este país tiene, cancerígena, deforme, patológica, mediocre, inculta, insana que sólo sabe procurarse su propio bien. Contra esa desgracia es que habría que manifestarse no para pedir la paz –solamente- o no más sangre- únicamente-. Pero para lograr lo anterior se requiere la participación de todos (botar –y no votar más- a todos aquellos que no sirven) y no solamente a unos cuantos –así sean miles- a manifestar repudio. Islandia enjauló a quienes llevaron al país a la bancarrota; acá les permitimos un senado nuevo y curules a granel. A mí no me basta ya con gritar mi malestar. Quiero todo. Desde mi trinchera, combato esa mediocridad.

martes, 5 de abril de 2011

NACAXALAPA

El 'proyecto' bellaXalapa apunta para ser el fracaso del milenio (para una exageración, otra). Normar la belleza, como pretende el alcalde devenido mujercita, es lo más absurdo que nos acompaña a la par de las victorias contra el narco, como repite merolico el inquilino de Los Pinos. Si quisiera hacer algo milord, debería por empezar regular la fealdad, que eso sí es posible.


Harto estoy de las calles repletas de basura (por omisión de limpia pública, por ignorancia y desidia de la gente), en lugar de gastar adornando semáforos y montando y desmontando paisajes árabes en la plaza Lerdo, ¿por qué no se le ocurre al alcalde devenido mujercita o a sus secuaces, instruir en las escuelas -de todos los niveles- en el respeto real del medio ambiente? De este modo se desasna a la ciudadanía y se le inculca su responsabilidad para con los demás (Ya les di la idea, no querrá que también haga su chamba, que para eso se pagan muy bien).


Que norme el ruido que padece la ciudadanía decente, no la tribal que muere por una 'rolita' a todo volumen en negocios (hay lugares a los que dejé de ir por escandalosos), restaurantes y taxis. ¿Hay algo más bárbaro que un taxista? Lo dudo. ¿Por qué no les enseñan a ser servidores públicos? A estas bestezuelas nadie les ha dicho en qué consiste su labor: mal aseados, visten como si anduvieran por su casa, suelen ignorar los sitios que uno les refiere (y hablo de calles céntricas, no de la periferia), manejan con el celular en la mano, es común que la chica en turno viaje al frente, llevan la música a todo volumen y pídales que le bajen y surge el idiota que en realidad son. La opción es andar en bus o a pie, pero abordar un taxi es cada vez más una desgracia urbana, un riesgo, la incivilidad.


Recientemente un tipo se atrevió a decirme que le subía el volumen porque estaba escuchando las noticias, y como yo charlaba con mi acompañante, no lo dejábamos escucharlas. ¿Así o más cenutrio lo quiere uno? Le dije (amablemente, algo que apenas si entienden los bárbaros) que recordara que le estabamos pagando por su servicio, pero que si no le parecía podíamos callarnos para que oyera bien las mentiras que su locutor le decía. Pues refunfuñó -bestia tenía que ser- y apagó la radio (lo cual ocurrió hasta que la información le llegó al cerebro, of course). Indignado el tipo, como no lo hace cuando descubre la inutilidad de su ser en el mundo. Ahí es cuando debería sentir rabia de sí mismo. No hay especie urbana que deteste más que un taxista. Hasta dónde hemos llegado, los patos disparan a las escopetas y quieren re-co-no-ci-mien-to. Vergüenza deberían darles junto con las placas.


Si el alcalde devenido mujercita quiere una ciudad bella, que no pida ornar balcones y fachadas, sino que quite tanta publicidad -oficialista y triunfalista- y basura de los postes y camellones. Que no pida barrer las banquetas, que pongan papeleras y se eduque a la ciudadanía a utilizarlas, que deje de jugar a programitas 'enamoráte' de xalapa y que enseñe a aborrecer a todos aquellos que afean la ciudad con su ruido, su ignorancia, con su presencia, pues, para ser más breve.


Pero como seguro, milord sueña con ocupar el trono de milaydi, hará todo para ensombrecer y afear más esta ciudad, que antes de ser feudo priista, sí era bella. ¿A que no?