miércoles, 27 de abril de 2011

DE MAGIAS Y DE SUEÑOS ROTOS.

La semana in-santa por fin pasó y ha quedado una larga cruda en el ambiente político en este paisito, que si no se cae, es porque está bien agarrao de las enaguas de Tonatzin. Qué afortunados somos quienes lo habitamos.




La novedad local es que no hay novedades, milord logró montar su playa (lo que es no conocer el mar) en la periferia de su cada vez más feaxalapa, alegando que pasaba (esa expresión la empleo yo, no el susodicho) de las críticas (por el costo de su alberca made in China y por el desperdicio de agua en pleno estiaje y tandeo) a cambio de la sonrisa de la gente.




Más cenutria ¡imposible! Debió ser un niño feliz mirando la bolsa de frituras que en los ochentas lucía una carita sonriente, y que invitaba a los memos a probar más de una. ¡Sobres! debió haber dicho y segurito que ahí le nació su vocación de servirse de los demás. Porque en aras de afear a la ciudad, desaloja un mercado y lo pone en venta (arrendamiento o regala, que viniendo de ella, lo espero todo -huelga decir que cuando refiero todo, quiero decir nada). Supongo que por muy alcalde devenido mujercita que se sea, no se puede obrar a voluntad, que a veces no es sino visceralidad desaforada.




Mientras, la ciudad sigue estando sucia, fea, ruidosa, atascada de autos y de vendedores ambulantes y sin esperanza ni consuelo. Si al menos tuviéramos palmeras de colores, que es el atractivo grotesco de Tuxpan. ¡Sí! Un verdadero reino lesbigay: cromatismo, luz (brillan en la noche) y la diversidad presente en el suelo huasteco. Nada de que concurso de fachadas y balcones. No, los tuxpeños se aplicaron y convirtieron su patria, en un arcoiris tropical. Con razón milady se solaza por aquellos lares de vez en vez.




Y eso que no se propusieron un belloTuxpan, quizá porque saben que lo que es feo, feo es. En este caso no aplica la performatividad que experimenta cada día milord, obrando el milagro de pasar de alcalde a mujercita trajesastreada. Si nomás le falta una pamela para confundirla con la Kate londinense, tal es el milagro de su transformación (en fuga).




La proximidad de la beatificación del papa cirquero, dispara los milagros como balas el desgobierno azul desde el exterior, que es desde donde México, se ve más bonito. Ojalá un día de estos, el alcalde devenido mujercita no nos vaya a desaparecer la ciudad o nos la convierta de verdad en Bella/Xalapa, aunque ella siga siendo, por siempre, La Bestia. Todo puede pasar en fantasilandia. Menos, que yo le crea.

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