miércoles, 6 de abril de 2011

NO QUIERO PAZ, SINO QUE NOS DEJEN EN PAZ

Yo sin estrés me desmantelo. Sin tensión mi cuerpo se viene abajo estrepitosamente. Ahora enuncio desde el escombro que soy. Desde las ruinas que habito y me habitan. Desde ese lugar, no obstante, mantengo mi resistencia. Observo las noticias en las que ‘alguien’ se empeña en hacernos creer que la realidad es maravillosa. Entiendo que no todo es desgracia, pero complacerse en una alegría apenas digna de ser llamada tal, es hacerse tonto. Como es malsano habituarse a la desdicha. Término medio es lo recomendable.

Hoy la novedad es la marcha por la paz. ¿Cuál paz? ¿Contra quién se manifiestan quiénes? Pasa cada vez que muere el ‘hijo’ de un famoso, llámese empresario, artista, político o de alguien relacionado con los medios de comunicación. Sólo entonces la turba se re-indigna y alza la voz ¿Contra quién? ¿Para qué? Una vez diluido el ruido entre otros ruidos, la vida sigue con ese pasmo mediocre en el que se vive en este país desde hace años.

¿Por qué en lugar de salir a la calle a pedir paz no se grita que se ‘larguen todos'? Si se quiere paz hay que deshacerse del que hace la guerra. Es como si gritara en voz alta: no a la rabia y el perro hidrofóbico siguiera vivo campante en las calles. Acá el problema es que los mexicanitos se dejan llevar por sus pasiones, furias y arrebatos de dignidad cuya edad media no supera el espasmo. Mañana, cuando los medios de comunicación agoten el combustible (léase la in-dignidad mexica) volverán a caer en las notas absurdas de siempre. La televisión es el analgésico idóneo para que el curso de la vida nacional se mantenga donde está.

Me hace falta esperanza e ingenuidad para creer que pasará algo luego de la enésima marcha y de las declaraciones dichas y vertidas aquí, repetidas allá, censuradas más allá. No pasará nada. Lo refiero no con gozoso pesimismo sino a partir de que se plantean erróneamente las soluciones. ¿Creen que los tunecinos y los egipcios serían hoy un pueblo libre si sólo se hubieran manifestado contra el desempleo, la carestía, el aumento de precios, la falta de libertades? No. S lanzaron contra todo y tumbaron al motor que movía todas sus injusticias. Lo que coloquialmente se dice, cortar el mal de raíz. Es el mismo acto radical -de raíz- que han hecho otros pueblos. Lo otro son sólo paliativos que apenas si distraen a los poderosos.

Los pueblos árabes están dándonos lecciones de dignidad pero como no se les considera como semejantes no se toma nota de sus acciones. Acá hay que hacer algo igual o mejor aún. Esperar hasta el 2012 es demasiada resignación. Es no valorar el tiempo, es hipotecar la dignidad en nombre de una esperanza que no es tal. El problema no son las drogas ni el narco (nada más), es el gobierno, es la clase política que este país tiene, cancerígena, deforme, patológica, mediocre, inculta, insana que sólo sabe procurarse su propio bien. Contra esa desgracia es que habría que manifestarse no para pedir la paz –solamente- o no más sangre- únicamente-. Pero para lograr lo anterior se requiere la participación de todos (botar –y no votar más- a todos aquellos que no sirven) y no solamente a unos cuantos –así sean miles- a manifestar repudio. Islandia enjauló a quienes llevaron al país a la bancarrota; acá les permitimos un senado nuevo y curules a granel. A mí no me basta ya con gritar mi malestar. Quiero todo. Desde mi trinchera, combato esa mediocridad.

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