jueves, 23 de octubre de 2008

ESCORPIÓN: OCT, 24

Existen, sin duda, diversas maneras de celebrar un año más de vida: fiestas espectaculares, viajes a zonas turísticas, paisajes exóticos, música de moda, conciertos, cena especial con seres especiales, en fin, de todo para escoger. Pero a mí me gusta celebrarme de manera que integre lo común pero con variantes, sin que ello signifique hacerlo de manera alternativa.
Viajaré en unas cuantas horas a La Ciudad de los Desvelos; lo haré en compañía de mi Héroe y la madrugada de mi cumpleaños discurrirá desplazándonos a 95km/h cerca uno del otro. Entibiado por su cuerpo, la duermevela será como si comiera la luna a pedacitos. Nomás llegar a nuestro destino, enfilaremos hacia el hotel; desataremos los nudos que habitan nuestros cuerpos y libres de todo embarazo continuará el festejo de mi cumpleaños que ha empezado desde hoy -incluso antes- con todo lo grato que he recibido...
Viajaremos a la UNAM hacia media mañana; hay que ubicar la oficina de posgrado y recorrer el lugar: necesito re-conocer los espacios por donde andaré dentro de 18 días... Tras concluir el tour iremos a desayunar a un sitio especial -top secret-; visitaremos librerías y a comer(nos)...
Por la tarde, recorrido fugaz por el centro si es que las turbas de AMLO nos permiten andar por esos lugares de la cristiandad. Y por la noche, a lookearse que el festejo empieza en la Cantina Viena y sigue en un antro de triste memoria para nuestro anfitrión nocturno; quien sacrificadamente, nos llevará hasta ese punto con todo y su dolor (es escorpión chafita).
La velada concluirá en la habitación de nuestro hotel entre vodkas, bocas y botas... Al día siguiente, tras recuperar las fuerzas perdidas y vueltas a perder -igual que el dinero en Wall Street- emprenderemos el viaje de retorno a esta ciudad de todas las monotonías, que no obstante, me hacen feliz.

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