martes, 10 de febrero de 2009

EL TIEMPO PASA...

Tal afirmación es una obviedad, más si uno se observa con detenimiento cada día frente al espejo o en los cuerpos de los otros, sean pares, contemporáneos o no; nos resulta evidente que el paso del tiempo causa estragos en la materia que somos.
Dos semanas en DF me ha impedido deambular por estas praderas ciberales y dejar constancia de que virtualmente, también he vivido. Hay mucho qué comentar y sin embargo, el tiempo que discurre irreversiblemente también parece menguar conforme uno crece; en definitiva, cada vez me alcanza menos para completar mi rutina. Habrá también crisis cronológica.
Miro de reojo los rostros de las personas que de manera anónima se lanzan suicidas a la vida diaria; sobrando motivos para no despertar, nos aferramos a la única probabilidad que tenemos de cambiar el mundo para justificar -si esto es válido referirlo así- el acto de levantarnos cada mañana.
Ahora encaro realidades distitntas; situaciones de vida que había enfrentado como turista y hoy debo encarar como habitante de esta ciudad-monstruo con identidad obtenida precisamente debido a la suma de sus n rostros anónimos. No quiero perder mi identidad ni mi humanidad ni mi nombre en mitad de este desierto de concreto y smog. Antes bien, mi anhelo es mantener el diálogo conmigo mismo, con la parte humana de esta materia física, emotiva y racional que soy.
El tiempo urge a volver al circuito de las prisas, al laberinto de los mil pendientes, al páramo de lo que llamamos vida real. Sean estas líneas mi constantación de que sigo vivo... el más mío.

1 comentario:

David dijo...

Hola
En un distinto lugar, diferente al habituado, y más aun en una ciudad como la del D.F. Se percibe otro tiempo. Es verdad que si uno se detiene por un momento a contemplar la ciudad, parece que nunca está quieta. La diversidad en sus personas me parece algo digno de contemplar. Hay cierta magia en la ciduad, o quizás es el recuerdo grato que tengo de mi lugar de origen. Es cuestion de costumbre. Un saludo a la distancia

David