miércoles, 11 de febrero de 2009

FELICIDADES, CHARLES DARWIN



Hoy hace 200 años nació Charles Darwin, el hombre cuyas investigaciones vinieron a cuestionar los cimientos de la teoría sobre el origen divino del hombre. Darwin nació el 12 de febrero de 1809 in Shropshire, al noroeste de Londres. También celebramos en este 2009, los 150 años de la aparición del libro El origen de las especies por medio de la selección natural, en el cual se plantean los principios de la evolución de los organismos y no la creación espontánea de los mismos; centuria y media y el ruido y la cenutriez en torno a tales presupuestos continua.


Desde que el hombre inventó que Dios hizo al hombre -para legitimar, justificar y dar carta de naturalización a la estancia terrena, porque la vida acá es muy difícil- la polémica ha sido una noria que gira y gira causando un gasto innecesario de energía. Lo cierto es que ante la cerrazón del clero (la del Papa y sus secuaces) está la evidencia de los fósiles, las adptaciones que sufren las especies en función de su hábitat y las variaciones que experimenta éste; el amplio recorrido evolutivo que registra también el hombre en sus genes... el mismo Ratzinger es un testimonio de cómo se puede mutar, pues él como niguno dio el salto evolutivo más audaz de la historia contemporánea al pasar de colaborador nazi a pastor universal de la iglesia católica: más claro, ni el agua bendita de Lourdes.


Pero así las cosas, en tierra de evoluionistas, el creacionista es el rey. Lástima que para estos (y para bien de la especie sapiente), algún día la evidencia los rendirá, pues su propia necedad los arrojará como el producto de que hay cuerpos que cambian, y otros que simplemente se atrofian y mueren. Dios quiera y no se tarden tanto en desaparecer. Ojalá, dice la Poncia.

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