viernes, 21 de agosto de 2009

DE PUENTAZO Y OTROS DEMONIOS...

Cuenta la leyenda que al Gobernador de los Puentes (sean los de ingeniería civil, o los días no feriados que se viven como tal) se le están cayendo fielmente uno a uno. Ora por causa de las lluvias, ora porque el conductor era un imprudente o cualquier pretexto 'oficial' que busque velar una situación que podría ponerse roja ¡faltaba más! Si es el color favorito de dicho personaje.
Pues en el reino de este Señor, los puentes caen por su propio peso, obra no solamente de la gravedad sino de la mala calidad de los materiales con los cuales se edifican, por no decir lo mal estructurados que están, y demás elementos que un servidor, que no es ingeniero ni diseñador ni urbanista ni algo parecido no acierta a identificar. Pero como habitante y peatón de esta ciudad, basta alzar la mirada cada día y te topas con una obra que el ayuntamiento, el gobierno del Estado o alguien, está desarrollando. ¿Qué sobra en Xalapa después de autos y basura? Obras públicas, tal pareciera que las autoridades defecan cemento por doquier afeando una ciudad que no lo era; no les ha bastado convertir zonas verdes en armazones y asfalto, transtornar el paisaje natural, modifcar el rostro de amplias zonas xalapeñas, encima, hacen dichas obras de progreso mal. Como bien corresponde a un gobierno que se preocupa por sus gobernados.
Sin ser especialista uno observa -cuando se sabe hacerlo- y percibe que el espacio entre las columnas que sostienen los distribuidores viales xalapeños son enormes; ¿cuál es el beneficio al hacerlo así? ¿Estética o inercia? ¿Planeación y desarrollo o ahorro? ¿Ignorancia o aplicaciones modernas y novedosas? ¿Cuántos puentes necesitan caerse para empezar a hacerlos bien? ¿Cuántas personas deben exponer sus vidas o morir al cruzar por ellos o al deambular bajo su concreta sombra? ¿Seguirán enarbolando a su majestad Fidel I como el Gobernador de los Puentes? Yo estaría alerta, no sea que el siguiente que pase me lleve directo al cielo o al suelo, para serle a la gravedad, puntualmente fiel.

1 comentario:

David dijo...

Totalmente de acuerdo. Xalapa se esta transformando lentamente en una mole de concreto. Los árboles están dando paso a las columnas para los puentes, y todo esto para hacer una ciudad apta para los automovilistas, no para el habitante. Es mejor congestionar más espacios con autos, vender más, producir trabajos temporales, en lugar de ver el verdadero problema, la saturación de automóviles. Saludos.