jueves, 10 de junio de 2010

BIENAVENTURADOS LOS ILUSOS...

Escribo para conjurar la urticaria colectiva que asuela a la ciudad, que en el caso de Xalapa es doble. Hace unos días la delicuencia muy bien organizada mató a un 'conocido empresario' (por la cual la sociedad xalapeña está indignada) y a su esposa (hija de mujer famosa que ha mamado todas las ubres del Estado sin apenas decir esta boca es mía). Como yo no me he dolido por ninguna de ambas muertes no soy xalapeño ni humano. Lo cual, por supuesto, no me preocupa.
Considero que la muerte de un sujeto no puede ser relevante ni dolida sólo porque pertenecía a cierta clase, cuando diario caen muertos en Veracruz (y en el resto del país) sin que se haga tanta faramalla, cuando en realidad, lo que caen son cuerpos marcados. Y como soy equitativo, o me duelo por todos o por ninguno; en este caso, manifiesto mi repudido a la hipocresía (se les da requetebien) con la que los xalapeños se han mostrado ahora. No vi a ninguna señora de clase ni a ningún empresario mostrar su desacuerdo por la muerte de Ernestina, la mujer indígena violada por militares en Zongolica... la culpa sin duda, fue de la señora por no aparecer en la portada de Xalapeñísima, la revista (cutre) local que aspira a ser Hola (e incluso superarla).
La otra razón para querer cambiar de planeta es que la emoción por el mundial cala hondo la sensibilidad de la gente y la torna excretable. Que se exciten por un partido, casi lo entiendo (que soy medio neardental y no sé de esas pasiones), pero que repitan convencidos (y algunas convencidas) que el equipo nacional -¡Crista!- ganará (un partido, el Mundial o no sé qué), me parece un pronóstico más obtuso como asegurar que se ganará la guerra contra la minoría ridícula. ¿O será que el intruso de los pinos filtró el pronóstico? Véase cómo la estupidez hace escuela.
Hay que ser bastante idiota, estar muy pacheco o ser irreversiblemente pendejo, para dar pie a la ilusión de que la selección ganará. Si no pudo imponerse con decencia en los denominados partidos amistosos, de calentamiento, de a 'mentiritas' o como se llamen, ¿por qué diablos va a ganar en el partido inaugural? ¿Se estaban reservando para ese momento? ¿Acaso se están preparando 'haciendo sandwich' para el prime time?
Pobrecitos y pobrecitas de quienes a falta de ilusiones acarician delirios; ante la necedad sólo me resta silencio, alejamiento, retirada. Me resulta imposible soñar con los ojos abiertos y los pies anclados en la tierra. Tal vez exista en mí una dosis de envidia hacia esa actitud ingenua que invade a bastantes. ¡Bienaventurados los ilusos, porque de ellos es el reino del rating (y de la pobreza extrema, de la cenutriez, del conformismo, del 'ya merito')!
Yo cerraré los ojos para no mirar cómo se hace añicos el sueño de los mexicanitos y de las mexicanitas ilusos que esperan que su selección gane este viernes: hay guerras que no se ganan jamás. Pero también es verdad, que existen necrólogos ideológicos que van evangelizando con sus teorías fallidas y triunfan. Por si acaso, a mí despiérteneme, cuando pase el temblor.

1 comentario:

David dijo...

Ricardo, el mundo se congeló ese día. Cuando se daba la inauguración, caminaba hacia la escuela, me di cuenta de que había bastantes automóviles estacionados a pesar de la hora ¿por qué? Cuando el partido comenzó se hizo el silencio hasta que se rompió con un ¡No! El alarido frustrado del pueblo mexicano. También cerré los ojos, pensaba que había otras razones por la cual se podría detener el mundo pero no era el partido una de ellas. En los noticieros los “periodistas” alegaban, proponían que suspendieran las clases para que los niños pudieran ver el partido a gusto. Nos vemos y gracias.