sábado, 26 de junio de 2010

FINAL DE CAMPAÑA

Me asfixia la mierda roja sublimada que debo respirar cada día, magnificada ahora por las campañas políticas, los candidatos, sobre todo. Dinero invertido en una fiesta de disfraces de la que sacan provecho muy pocos y pocas. Que en el consumo de carroña el asunto es buffet y/o 2 por 1.
El (otrora liberal) estado de Veracruz, enrojecido desde hace 5 años (lo último en caer bajo el peso de la 'rojez' son los mercados municipales en Xalapa) sufre desde meses recientes los embates de una guerra puerca donde contrincantes y víctimas (que eso somos quienes habitamos esta jurisdicción) se dan con todo (la bajeza es su modus operandi) a costa del erario público. Y tan campantes todos y todas.

Estamos viviendo el cierre de campañas, y la capital del estado, tiene el centro de la ciudad cerrado desde la media tarde del viernes (y así seguirá hasta la tarde del domingo) para que pueda llevarse a cabo el show de los candidatos priistas. Más fácil y cómodo, no se la puede poner el Stalin tropical a su Rasputín advenedizo.

La mañana de este sábado (26) el lugar estaba abarrotado de mujeres y hombres, niñas y niños ataviados con playeras, sombrillas, gorras y demás souvenirs color rojo. La prepotencia de los herederos de la guardia pretoriana molesta más que asustar con sus poses intimidantes y su cenutriez desbordada. Decenas de jóvenes que han sido hipnotizados por la Gran Mancha Roja y que ofrecen sus vidas (juventud, energía, inmadurez) al servicio del tirano.

No existe la misma ventaja para los demás candidatos, que es lo que en un estado democrático debería primar. Acá hemos caído bajo el peso denso de la marea roja y pocos y pocas se resisten a esta crueldad de vivir atrapados en un círculo rojo que asfixia y que se nos ha dicho, es gobernar con y para el pueblo. Me faltan interlocutores críticos con quienes debatir y llevar a cabo un plan de contraofensiva para resistir tanta mierda convertida en publicidad rouge.

Xalapa está tapizada de pendones rojos con el rostro o el cuerpo entero de los candidatos oficiales (delfines, tiburones y sirenas, amén de un capitán) que usan y abusan de la maquinaria del poder para aplastar no se diga ya, a los contrincantes políticos sino a la población en general: trenecitos con música reventando los tímpanos de los transeúntes, duartemozas y yunesmozos colocando mantas en los cruceros de las avenidas, bicicleteros y autos portando las caras de los candidatos, la guerra sucia conviviendo con la basura del lugar. En fin, un caos de ruido y contaminación visual que no terminará, desafortunadamente, con el fin de las campañas.

Lo que nos aguarda es una subida de impuestos y más precios altos para intentar sanear las arcas que la estupidez está dejando vacías en un tiempo que debería invitar al ahorro. Pero qué va, en un estado donde sobra humor, picardía, ignorancia, hambre de éxito fácil, ahorrar implicaría el colapso de las pocas neuronas que a algunos y algunas poseen, quizá por error.

1 comentario:

David dijo...

Hola

Estoy de acuerdo, es asfixiante la enorme cantidad de anuncios... trato de no alterarme. Mudarse sería una buena opción.

Saludos