viernes, 5 de octubre de 2007

DÍA DE LA CARIDAD


En plena festividad de Francisco de Asís y escuchando música africana, el etíope Ali Farka Toure (cuya foto preside este texto), trascribo unas líneas que redacté el sábado pasado como protesta a la invasión de caritativos obsesivos.com que cubrió los cruceros de las avenidas de esta ciudad.

Si la iglesia católica –obviaré las mayúsculas por prejuicio jajajaja- tuviera vergüenza, no mandaría una legión de achichincles a pedir –cabría afirmar exigir- una monedas por ser el dí-a-de-la-ca-ri-dad. ¿Quién instituyó tal efeméride?, ¿Quién legitimó tal desproporción? ¿Acaso la misma iglesia que despotrica contra el Día del Orgullo Gay? Lo que a los jerarcas –oligarcas- (retrógradas, maricas, asnales) les incordia es que el Universo no se pliegue a sus deseos (¿berrinchitos a mí?), y si tuvieran una neurona en prejubilación al menos, no “pedirían” caridad sino justicia y contra ellos mismos, pues como institución han hecho más daño a la humanidad que la suma total de males que la han asolado durante siglos -¿exagero?-; daño que continuan infligiendo a la especie cuando solapan curas pederastas, comulga con sistemas totalitarios, pacta con la corrupción, sataniza el relativismo, promueve la homofobia y la violencia de género, cotiza en la bolsa de valores (económicos, que los morales no se les dan ni por error), aparta de la eucaristía a los divorciados “vueltos” a casar, etcétera. Todo queda anatemizado desde el púlpito in personae christi, pero jamás se plantea la autocrítica –desaparecería si ocurriese tal acción-.

La jerarquía religiosa cree que es ajena a la ley que (des)gobierna a todos (que no le apesta la mierda) y se coloca como árbitro de toda conducta humana. Para advertir su discurso excluyente, visceral, acomodaticio, hipócrita no hace falta ir al catecismo, si de ello hasta Paris Milton se da cuenta (¿otra vez exagero?). Pero todo seguirá como hasta ahora, sin variaciones, rumbo a peor mientras existan entes tontunos que le siguen el juego a curas y arzobispos, monjas y redimidos; no importa que nos importunen con su exigencia (Coopera –así, sin mediar un saludo ni el tratamiento de usted- con el día de la caridad, mandan las emisarias), como si fuera un deber –anda, que eso de la conciencia está anacrónico, ¿vale?- participar de ese óbolo misericordiosa que irá a engrosar las cuentas bancarias del santo padre (santo cabrón-ladrón). Mientras con sus prédicas evangélicas dominicales, seguirán dándole (ad nauseam) a la masa deseosa de milagritos y consuelos “espirituales”, caridad y PAN.
Escrito el sábado 29 de septiembre de 2007

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