martes, 15 de julio de 2008

LGBTTILIZACIÓN DEL PLANETA

Una es más auténtica, cuanto más se parece a lo que ha soñado de sí misma.
Todo sobre mi madre; Pedro Almodóvar.
Al niño verde
Mientras buena parte de España celebra el "error" que Bibiano Aído, "Miss equidad de género 2008" (Ministra de Igualdad por el PSOE) cometió hace unas semanas al dirigirse al Congreso saludando a los miembros y miembras del mismo; en otras regiones del mundo -pongamos por caso, este pequeño espacio virtual- nos ocupamos de otros temas, vamos, que la crisis mundial no puede ni debe monopolizar nuestra atención; sobre todo si sólo se habla de ella y nada se hace para revertir o detener sus efectos.
Un joven de 18 años me ha referido que, mis similares (y acá agreguen los de mi bando, tribu o de mi especie; yo que no me considero casi de ningún grupo y en todos), empiezan a abundar por esta sociedad: “la población homosexual en Xalapa ha crecido en demasía”. Lástima que no tenía tiempo para discutir el asunto, pero yo me quedo con algunas dudas, ¿a qué llama un heterosexual “demasía”? Demasiados son ellos –los bugas- y hace mucho que he dejado de sentirme minoría (excluido tal vez, pero eso es un hecho en tanto que somos sujetos móviles y no por mera opción o ejercicio de la sexualidad, que en mi caso es pansexual, para más inri). Pero para este chiquillo, que se ha definido “en este aspecto conservador” la visibilidad de sujetos antiguamente guardados en el closet le resulta intolerable. Y no porque sean “raros” sino porque son muchos, cada vez más. De seguir así, serán la verdadera causa de la carestía de alimentos; se dirá desde el FMI que los gays consumen más y que por ellos existen todas las crisis, empezando por la de identidad.

Pero yo que no me chupo los dedos (solamente) sé que de la opinión de un hetero puede extrapolarse y suponer que muchos otros piensan lo mismo y que no pasará mucho tiempo antes de que se sugiera hacer algo al respecto: una zona exclusiva para ell@s, una eliminación sistemática, una campaña de reconversión sexual o alguna otra alternativa que si bien no los elimine al menos si los torne –nuevamente- invisibles. He dicho, lo que escandaliza no es el número sino la exhibición de la sexodiversidad.

Mi interlocutor, refiere que él tiene muchos amigos gays (como si me presumiera; en cambio yo no tengo amistades vegetarianas, y ni sudo ni me acaloro) y lo que le molesta es que se le "lancen", lo acosen o como quieran ustedes decirlo. Es curioso que un "hetero" se queje de sufrir este tipo de insinuaciones, las mismas -o peores- que han padecido las mujeres durante siglos por parte de los hombres. No estoy sugiriendo que el "niño verde" deba soportar con estoicidad tal situación; no creo en ese tipo de revanchas, lo que quiero evidenciar acá esc cómo sin una verdadera educación (con enfoque de género y respeto en la diversidad afectiva y sexual) la convivencia entre los sexos, los géneros y los deseos, no será la conveniente. Por otra parte, su rechazo nace de un temor natural que posee todo heterosexista: “el miedo del hombre a ser ‘mirado’”. Y esto porque se interpreta como un signo de feminidad y por tanto de pasividad; el horror a ser penetrado. Y acá hago otro paréntesis, ¿se han dado cuenta la cantidad de varones que van por la vida con el cerebro penetrado, con un falo simbólico erguido llenándoles el imaginario; de ahí su homofobia constante?

"El hombre heterosexual se siente fuertemente amenazado al ser, real o imaginariamente, objeto de deseo del hombre gay; describe el sentimiento de un heterosexual en una situación de cercanía con un hombre gay, y nos dice: “el potencial atacante gay se convierte en el intruso masculino en la privacidad femenina, y el hombre heterosexual, al imaginarse deseado sexualmente por otro hombre se metamorfosea en la mujer ofendida, acosada e incluso violada”. Este pasaje muestra con claridad la naturalización del privilegio masculino de tener el derecho de mirar como objeto de deseo a la mujer, y la terrible incomodidad que le genera ocupar el lugar de pasividad y de ser objeto de deseo de otros" (Leo Bersani). Esta afirmación, se las dejo de tarea.

Más adelante mi ciberinterlocutor señala: “pienso que se ha convertido en una moda más, no te estoy incluyendo” (qué gentil) y tras sumar “argumentos” a su opinión concluye que mientras uno no dañe a terceros -¿qué hacemos con la basura?, por ejemplo-, pues qué sigan mostrándose. Ya pueden imaginar la cara que he puesto al referir esto último. O sea, que sí podemos ser muchos y hacernos visibles –aunque seamos una moda; ¿qué me dicen de los ecologistas, los emos, los vegetarianos, los globalifóbicos?- mientras no dañemos a los demás, supongo que a los bienpensantes, a los conservadores, a quienes se han arrogado la supremacía heterosexista.

A estas altura de mi existencia poco me importa lo que los otros piensen de mí, llega un momento en que uno se aproxima tanto al modelo que se ha diseñado de si mismo a lo largo de la vida, que la opinión de terceros si no construye simplemente se desecha y listo. Que si ser gay está de moda, pues bienvenida la LGBTTilización del planeta; si hemos sorteado durante siglos con la heterosexualidad y ahí la llevamos, que la sociedad se sexodiversifique no haría más mal que la corrupción, la iglesia católica –con todos sus grupúsculos- y las enfermedades juntas, por citar algunos males. Pero si aún existen personas que no conciben que el deseo es privado y la forma vivirlo es una opción (y ejercerlo un derecho so pena de represaliar el cuerpo hasta su anulación), hay entonces todavía mucho trabajo por hacer.

LGBTT= lésbico, gay, bisexual, transgénero, travesti.

1 comentario:

David dijo...

Ricardo: Lamentablemente, también he escuchado decir que lo "gay" es una moda. Etiquetan al movimiento de consecuencia del capitalismo, de la globalización y más...

Buen escrito.

SAludos