viernes, 18 de julio de 2008

Y RETIEMBLE EN SUS CENTROS LA TIERRA...

Escándalo se escribe con C de CENEVAL, el organismo que un día se erigió como árbitro de los conocimientos del estudiantado de este país, y que desde su posición ventajosa decide, gracias sus filtros EXANI, quién sí sabe y quién no, o quién ingresa y quién queda fuera de las distintas instituciones nacionales que contratan sus servicios; ahora convertido en filial de la Loteria Nacional, entras, por suerte.
La historia de su hegemonía (y sumen a esto credibilidad; la permanencia logra que mermen nuestros resquicios de incertidumbre) podría haber seguido su curso si no fuera porque a través del director general adjunto de Difusión del Ceneval, Javier Díaz de la Serna, reconoció que por un error técnico y humano del Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior, A.C. (CENEVAL) que calificó 4 mil exámenes de aspirantes de nuevo ingreso con la clave de respuestas de una versión diferente, la Universidad Veracruzana se ve obligada a reparar el daño al dar acceso a mil 600 alumnos y asumir los costos económicos y políticos que ello implica. Así, tan ufano como quien dice me subí al autobús equivocado y me bajé en la siguiente esquina.
El remdio o sea el Acuerdo que este organismo alcanzó con la UV, más que interpretarse como un sacrificio o un gesto de buena voluntad -¿cabe esto?- tendría que asumirse como una imposición más de las muchas que padecemos en nuestra "dictadura blanda". Si yo hubiese sido un estudiante que presentó examen para ingresar a la universidad, no soportaría vivir con la duda de si el resultado de la prueba es el que me corresponde: porque si fui aceptado, me cuestionaría si no estaría ocupando un lugar que no me corresponde, un sitio obtenido por mero "error" o por buena suerte, dicen los cenutrios. Y si hubiese quedado fuera, una sed de justicia invadiría mi persona y exigiría conocer la verdad. ¿Ustedes nunca han sentido esa urgencia vital por saber la verdad de lo que acontece en este país? Sospecho que exagero cuando escribo esto.
Me repugna conocer tal situación, manifiesto mi desagrado ante tal anomalía, ante el atropello sufrido por miles de estudiantes y no ocurre nada. No sucederá nada. No habrá sanción de ninguna índole para el CENEVAL ni conoceremos jamás las "verdaderas" listas de ingreso a la UV. Con el tiempo, la injusticia será vencida por el silencio y todo en paz. ¿En paz? ¿Dónde están los dirigentes políticos? Qué bien ha cumplido la televisión su apostólica labor de alienar a la juventud; Hollywood no ha equivocado la fórmula para generar apatía, desinterés, indiferencia y estupidez a granel en la mente de los jóvenes.
Yo habría organizado a todos quienes no fueron aceptados en la UV para manifestarnos ante la Rectoría (y donde fuera necesario) exigiendo no la anulación del examen (que generaría caos) ni la admisión de todo el alumnado (que en términos reales colapsaría a la Institución), mi petición sería que se dieran a conocer las listas íntegras con los "verdaderos" resultados de ingreso a la casa de estudios y que se respetará, a aquellos que sí aprobaron el examen y no fueron admitidos, su lugar dentro de la univesidad para el ciclo escolar siguiente; aunque ello le significara a la UV menores ingresos por solicitud de exámenes y ofertar menos lugares; habría sido menos gravoso que la solución elegida. No era la mejor opción pero si la que considero menos injusta; para reparar un daño moral (¿exagero?) no sirven 1600 lugares que pondrán a la UV a morder el suelo de su raquítico presupuesto. Y el CENEVAl tan campante, quizá no cobre todo el importe del servicio. Leyeron bien, no solamente es estúpido sino hasta generoso. Gracias, Dios mío, porque nací en México y no en Europa; acá todo se arregla con gestos de "buena voluntad".
Exigiría, no la renuncia del personal que calificó las pruebas, pobres, deben ya engrosar las filas vastas del desempleo nacional; sino que mediante los instrumentos políticos convenientes (y acá nada de arribistas del PRD, ni revanchistas del PAN ni estupifieles del PRI) para que se exigiera al organismo evaluador que asumiera su responsabilidad en la situación anómala y se obrara en consecuencia. Pero eso es mi sueño.
Qué frágil son y están aún nuestras instituciones, qué vulnerable es nuestro Estado de derecho; más que rabia siento pena y eso que no soy "formador en valores" como me demanda el más recalcitrante gremio de maestr@s; quizá porque hace tiempo decidí ser congruente y no moral.
Me duele la indiferencia: No veo por ningún lado a los estudiantes afectados por esta situación manifestarse en las calles como cuando pululan por las noches en busca del antro más underground; no veo a las estudiantes haciendo filas exigiendo conocer con certeza el resultado de sus pruebas como sí las han hecho para hacer casting para ingresar a la Academia y otras pendejadas subrealistas que promueve la televisión. Me dan pena, nunca han tenido que pelear por nada y ahora que enfrentan la ocasión para hacer algo por sí mismos ni siquiera se dan cuenta de lo que pueden hacer juntos.
Son la generación que más acceso ha tenido a la información y la que menos ha comprendido lo que lee, la que no sabe qué hacer con el conocimiento que posee -cuando lo tiene, of course-, la que no tiene ni puta idea de cómo organizarse, la que tiene miedo. Cómo admiré a los estudiantes venezolanos, que hace más de un año salieron a las calles para manifestar su oposición a las ansias tiránicas de Chávez. ¿Puede imaginarse lo que podrían lograr los miles de estudiantes veracruzanos afectados avanzando por las calles de esta ciudad demandando justicia? Pero nunca seremos como los ciudadanos de Madrid -que a la menor sensación de pérdida de gobernabilidad, confianza, amenaza de la democracia, etcétera, se hacen a la calle-, jamás seremos como los londinenses, lejos estamos de actuar como los chilenos y los argentinos. Nosotros somos la "generación RBD", la del "ya merito, TRI", el pueblo elegido por Dios, el de los curas pederastas, el de los narcos, el de los políticos y empresarios corruptos, los que pirateamos todo, los del "Dios dirá", los pendejos que seguimos creyendo el catecismo que dicta que humildad es igual a sumisión y que la obediencia nos llevará al Paraíso, junto a Wojtyla, supongo.
De verdad, es triste aceptar que tenemos los gobernantes que nos merecemos y que nos dan la vida que queremos, y si no me creen, propongo la conformación de un organismo evaluador con representantes de todo lo peor de este paisito, haber si no se equivocan y terminan calificando a los habitantes del país de al lado; que esos, sí son pendejos, ¿verdá compadre?

1 comentario:

David dijo...

Así es Ricardo. La noticia pasó como una más en una revista de espectáculos. Sin más, no hubo movimiento, y fue lo que advertí a un afectado. “No habrá movimiento”, a pesar de la injusticia presentada. ¿Qué se puede hacer? Lo que escribiste, sin embargo la realidad fue otra, y todo se disolvió en un simple “disculpen”...

Tu lector el filosofito