miércoles, 5 de noviembre de 2008

¿Y YO SOY MI EXILIO?

Dos noticias acaparan la atención de algunos mexicanos; la primera, el accidente donde perdió la vida nuestro 'ilustre' secretario de Gobernación. La otra, la que informa que Barack Obama ha ganado las elecciones presidenciales en USA. Aunque ambas tienen repercusiones diferentes en la vida cotidiana del ciudadano común, la televisión (más que cualquier otro medio) satisface (o ese pretende) el ansia por saber qué pasó de varios curiosos. El diario EL PAÍS, con quien suelo comulgar bastante, esta vez me ha decepcionado; señala en el cuerpo de la nota de este jueves (en su edición electrónica) que "La muerte de Juan Camilo Mouriño, de 37 años nacido en Madrid de padre español y madre mexicana, ha conmocionado a todo México".
Recientemente, en su columna semana de EPS, Javier Marías hacía énfasis en la tendencia 'catastrofista' (el barbarismo es mío) a la que recurren los mass media para asustar más que para informar a la población, y resulta que me encuentro con semejante afirmación. En lo personal ni me duele ni me conmociona ni me paraliza y para ser concisos ni mi importa si declararlo así me 'expulsa' de México. Porque considero que si el sujeto estaba en el lugar en el que ha ocurrido el accidente es porque necesariamente tenía que estar ahí. Buscarle explicaciones más allá de aquellas necesarias para 'saber' qué sucedió es mera especulación de los telegoons (como afirma Maruja Torres). Yo, que soy un ciudadano común, no me interesa el por qué ocurrió, puesto que si nos ponemos a especular terminaremos por nombrar santo a un sujeto que tuvo la suerte de llegar a ocupar altos cargos políticos y quiero suponer, que sabía de los riesgos que la vida pública conlleva. Para mí se reduce a una cuestión física (lamento mi análisis simplista): subió tan rápido y tan alto que tuvo que caer: mera ley de gravedad.
Pero como adelantaba, se aprovechará la coyuntura (palabrita pour excellence de la real politik) para que el 'martirismo' (este barbarismo también es mío) panista proponga elevar a los altares al difunto mientras se le redacta una biografía que 'justifique' su lugar entre los próceres (otra palabrita muy usada) de la nación mexicana. Hecho al que la siempre hambrienta de oportunismos, la iglesia católica, daríá su visto bueno si con ello ve ampliado su coto de poder en la vida política (que ya tiene el suyo pero quiere más la insaciable). Si ya hasta me imagino el funeral de Estado (¿es posible?), la Norberta estará ahí, dolida, ésa sí, con-mo-cio-na-da dando el adiós a 'quien se nos adelantó en el camino' (y en la repartición de PEMEX, por citar un ejemplo).
Así empieza noviembre, con las posadas adelantadas (sí, exageré un pelín) y una 'cortina de humo' para que se nos olvide a los mexicas que la 'guerra' contra el narcotráfico es una batalla perdida, que la reforma de PEMEX es mero espectáculo, que la situación económica está en caída libre y que a menos que Obama sea santo (sin necesidad de caer de un avión, of course) nos salve del caos en que se ha convertido México.

1 comentario:

David dijo...

Jajaja
ASí es Ricardo. Los sucesos que has mencionado, son la comidilla de los noticieros y benefician a la publicidad.

La tele se enciende para no pensar en la realidad.

Un saludo