jueves, 26 de noviembre de 2009

¿MODERNIDAD? O LA ESTUPIDEZ COMO AIRE...

Levante la mano quien no ha sufrido un caso de ingratitud en las últimas semanas, de parte de alguien a quien se estima, se ha beneficiado o sencillamente se le facilitó una ayuda. Si no es este su caso, felicitaciones. Porque así como prima la barbarie, también abunda la ingratitud de las personas. La desmemoria va más de prisa que el virus de la influenza sea cual sea su cepa.
Antiguamente existía (de alguna manera) un deber moral de mostrarse agradecido con quien nos había brindado su mano. Hoy con lo que se topa uno es con un desprecio como gesto de respuesta a esa ayuda prestada (muchas veces a solicitud del otro) que debe asumirse sin replicar. Lo que sobra, insisto, es ese tipo de personas que lejos de reconocer que se les ha auxiliado responde con indignación luego de que ha sido satisfecho su reclamo. Es decir, no solamente devuelven ingratitud sino desprecio como si su gesto bárbaro requiriera un IVA.
Y no refiero todo lo anterior desde el despecho, que en esto de sumar y restar me ha ido como al promedio de la gente, lo hago patente porque es lo que miro cotidianamente, lo que escucho de algún samaritano timado, de alguna 'verónica' a la que han dejado deslocalizada. ¿En quién se puede confiar ahora que los dioses han perdido poder y la clase política y otras instituciones carecen de credibilidad? ¿Existen aún asideros para que las personas no naufraguen en un desaliento creciente en diversos campos de la convivencia humana?
Me niego a afirmar que es necesario obligar a las personas a comportarse de una manera, cuando creo que está en cada sujeto la racionalidad mínima para dejarse guiar por el sentido común; sentido que parece extinto en muchos y muchas. No encuentro a quién culpar de este déficit de humanidad que advierto en la mayoría y que se contagia rápidamente ¿Cuándo entró en crisis la capacidad humanda de reflexionar?
En pleno año de festejos darwinianos observo con terror creciente el retroceso intelectual y moral (nada que ver con el catolicismo impostado de much@s) de mujeres y de hombres. Prima la desmemoria, la carencia de sentido común, abundan los irresponsables (considérese a quienes nos advierten que jamás responden un email), las indiferentes; la asnalidad está a la alza. Esos seres se asemejan a piedras en el camino que estorban, y encima arrebatan el aire y otros recursos a quienes podrían hacer mejor uso de la existencia.
Yo no me defino pesimista ni apocalíptico, sino un sujeto que padece un día sí y otro también, algún suceso producido por alguno de estos seres con quienes comparto el planeta. Ya lo sé, otro Universo, es imposible.

No hay comentarios.: