La jerarquía tiránica de la iglesia católica, siempre tan cola pronta para lanzar sus frustraciones bajo cualquier forma, ha amenzado (por enésima vez) a los Diputados católicos a favor de aprobar la Reforma de la ley del aborto en España, con excomulgarlos si apoyan esta causa (anexo link para quien quiera informarse). De nada ha servido que legisladores creyentes y respetuosos de las instituciones le hayan indicado (respetuosamente) que un ejercio civil no tiene porque verse afectado por otro de orden privado. Pero la desalmada (gracias a ella existe este adjetivo sustantivado) gruñe y se finge bondadosa: que si el legislador luego se arrepiente 'de corazón' (¿puede arrepentirse con los pies?) y confiesa públicamente su contricción será absuelto y regresado al redil de los bienaventurados.
Yo pregunto: ¿acaso el sacramento de la confesión no es o era secreto? ¿Desde cuándo debe el pecador hacerlo público para obtener el perdón? ¿Alguien ha visto a algún papa pedir perdón por las atrocidades cometidas con su sola existencia? Voy más allá ¿es posible seguir creyendo en este siglo aquello de que lo que se ate en la tierra quedará atado en el cielo y lo que se desate acá también se desanuda allá? O al revés, como lo deseo yo en el título de este blog: así en el cielo como en la tierra; porque de ser así, Pinochet y toda esa caterva de asesinos que comulgó públicamente acá en la tierra empapada de sangre, debe dar de brincos de harta felicidad en esa abstracción que llamamos cielo rodeado de papas cómplices con sus crímenes; una suerte de paraíso platino o VIP.
Aún recuerdo las muchas veces en que vimos a nuncios, arzobispos y al mismo papa dar la hostia consagrada a este tipo de sujetos que hicieron más daño que un legislador apoyando una ley que permite la posibilidad de elegir. Ah, pero la desmemoriada y putanesca iglesia olvida pronto y cuando le conviene, que si alguien ha hecho más daño a lo largo de 2000 años (por poner una cifra) ha sido ella, que ha patrocinado cuanto crimen de lesa humanidad se ha documentado.
¿Exagero? Piense usted lector en algun atrocidad y dígame si no está ahí el sello de esta desalmada atizando el fuego. Ella es la verdadera Bestia del Apocalipsis pero finge no darse cuenta. Ella y sus manadas de enceguecidos seguidores que teniendo ojos, no ven, y teniendo oídos, no escuchan.
Que me excomulguen a mí que he hecho apostasía sin fin y vivo libre y responsablemente desde que un día decidí ser crítico y poner en su justo lugar un discurso viciado. Algo, que esa pútrida jerarquía quizá no aprenderá por los siglos de los siglos.
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/obispos/presionan/diputados/catolicos/reforma/aborto/elpepusoc/20091111elpepusoc_7/Tes
1 comentario:
De acuerdo puntualmente en todo lo argumentado. Es una demostración de la sagacidad malsana de esta institución que olvida que como tal se debe a la configuración de individuos y sociedades libres. En fin, das una muestra de civilidad humanista en el menos humanista de los momentos. Gracias.
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