martes, 3 de noviembre de 2009

TIHS IS IT

Lo confieso: yo también vi This is it, el documental que da cuenta de lo que sería el último tour de Michael Jakson. Lo acepto: lo vi y me gustó. Lo refiero desde la emotividad, desde el recuerdo de una época ida cuyos remanentes siguen permeando la vida cotidiana: los ochenta.
No alegaré nada a favor o en contra de aspectos técnicos (aunque es justo reconocer que es mucho mejor que otras peliculitas que se jactan de ser súper producciones) o de contenido. A mí me gustó y disfruté conteniendo mi impulso moonwalkineano en la butaca mientras comía palomitas. Junto a mí el Par, que debió pensar que estaba al filo de un ataque epiléptico, y eso que me negaba a ver dicho film.
Durante 110 minutos el espectador mira los entretelones de un espectáculo que prometía ser de primer nivel: un MJ creando el espacio en el instante en que se desplaza a través de él; una tribu de lindos bailarines venidos de todas partes del mundo para conformar un mosaico multiculti grato a la vista del más exquisito voyeur. La música no tiene queja y la interdiscursividad que acompaña al show (los videos de los ochentas y los noventas en plan revival) crea un continuum entre pasado y presente, de modo que Jackson también inventa el tiempo.
Con su muerte sin fin y sus innumerables funerales lo que MJ ha hecho es empezar a vivir en esa eternidad a la que aspiraba y por la que peleó constantemente. Al fin ocupa un lugar definitivo, un tiempo sobre el que se acumularán las horas sin que el olvido lo corrompa.
MJ ha nacido: This is it!

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