domingo, 13 de diciembre de 2009

LECTORES ¿FASHION?

El título que puede resultar una provocación o una manera sutil de llamar la primitivez que ingresa a la biblioteca general de la ciudad de Xalapa. Por razones que no detallaré, permanezco en este sitio los fines de semana y poco a poco he ido descubriendo (si el concepto es válido en este caso) lo que llamaré el perfil de usuario joven de la biblioteca.
1. Ingresan al recinto sin suponer que deben registrarse en la recepción. Y cuando lo hacen, no saben qué datos consignar: así lo acusan los rostros de pubertos de secundaria o de pavos de preparatoria.
2. Pasado el primer umbral viene ese desbocamiento o paquidermismo existencial que les caracteriza y se plantan frente a los libros bus-can-do el título que los ha llevado hasta ahí.Es curiosa (o trágica) su situación, no tienen ni la más remota idea de cómo localizar un volumen en la estantería. Dan vueltas de un lugar a otro y cuando se les cuestiona su presencia dicen con una inocencia que raya en la estupiez: estamos buscando el libro tal...
3. Lo que esta parvada de inútiles entiende por buscar, es que el libro que desean vendrá a ellos al saber que son requeridos. Considero que estos ineptos imaginan (sí, les doy el favor de creer que aún imaginan) que la biblioteca es como un centro comercial donde todo es visible y se escoge o se desdeña.
Lo ignoran todo sobre clasificación, sinaléctica, autores, uso de materiales y supongo que también desconocen que no saben, pero debe parecerles irrelevante; como se considera casi todo aquello que no tenga formato electrónico. Estimar demasiado las nuevas tecnologías sin valorar lo postivo que lo analógico también ha posibilitado ha contribuido al fracaso escolar de muchos y muchas.
La incapacidad de conducirse en una biblioteca es sólo una parte de las múltipes carencias que las nuevas generaciones están lastrando; eso sí, están al día en tecnología; aunque no todos, desde luego. La vida es así, parishiltoniana.

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