jueves, 15 de abril de 2010

EL EVANGELIO DE LA SIMULACIÓN


Y cualquiera que escandalizare á alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le anegase en el profundo de la mar.
Mc 9, 42

Pocas son las cosas que me producen náusea, pero a la iglesia católica (minúsculas obligatorias) la vomito. Así sin más. Y el escándalo en que se halla inmersa no hace sino regalarme un ticket hacia la bulimia. Escándalo que más de algún cura cínico ha llamado complot de los medios para desprestigiar a la institución, (papa nazi incluido). Me pregunto ¿necesita enemigos la iglesia teniendo las amistades que tiene?
Afirmar que representan a cristo en la tierra, discurso en que se complacen muchos, es dejar muy mal parado al nazareno; yo los denunciaría por estafa, en todo caso. Pero acá lo que ocurre es una evasión de las responsabilidades que involucra a bastantes. Paralaje, sordera, artritis, paranoia, sinvergüencería, nula ética por citar algunos males son los que le sobran a la milenaria institución y poca madre es lo que le falta. El momento para asumir la situación se les fue con el festejo de la resurrección y a su camita a dormir (acompañados, of course) hasta la siguiente pascua. Ya cesarán los ruidos, dirán los desfachatados.
El asunto es que al despertar ni cristo había resucitado y el estiércol que han cagado hacia arriba seguía ahí, lloviendo en decenas de países en forma de denuncias de más casos de pederastia cometidos por curas y obispos, que en esto sí son democráticos, amenazando con tornarse un diluvio y esta vez no habrá –eso confío- arca que los salve. Que se ahoguen en sus miasmas, pero antes que paguen todo el daño que han hecho a lo largo de su turbulenta historia.

No refiero esto desde el rencor o algún dolor añejo, que podría hacerlo, desde luego. Lo hago desde la información que me llega en los medios de comunicación (ELPAÍS, Milenio Diario, por ejemplo) que sí se atreven a ponerle nombre a la realidad de esta gente psicótica que se ampara en truculencias para salvar su pellejo pútrido. Nunca aquello de sepulcros blanqueados había significado tanto.

¿No les parece que ratzinger y sus compinches tienen comportamientos psicóticos cuando niegan la realidad? Solamente ellos (y alguno que otro iluso) no dimensionan las consecuencias que sus actos impuros han traído a cientos (miles) de infantes. Y no es por falta de inteligencia (lo cito con duda) sino por exceso de maldad. De este modo eluden su responsabilidad y se ensañan, al negar lo sucedido, con las víctimas. No mentirás, dice uno de los mandamientos, pero puedes hacerlo si tienes siempre la verdad, debe repetirse a mezzavoce en los pasillos del club que representa el vaticano.

Quienes aborten, quienes aprueben leyes a favor de la despenalización de la interrupción del embarazo o que van contra la dignidad del matrimonio entre un hombre y una mujer, quien utilice el condón o la píldora del ‘día siguiente’, los casados (por la iglesia) separados y vueltos a casar, los homosexuales (sus enemigos favoritos después de los comunistas), quienes realizan estudios con células madre; para todos ellos y ellas existen penas que van desde negarles el acceso al sacramento de la comunión hasta la separación definitiva de la iglesia; en cambio para un cura pederasta solamente existe un apartamiento de sus deberes religiosos y que sufra en el silencio por no dar misa. No se dice si en su dolorosa soledad puede recibir visitas de infantes para hacerse más llevadero su infierno. Pero si no está escrito en el manualito Motu Proprio “Sacramentorum Sanctitatis tutela”, seguro que sí se vale.
Así se las gasta la justa, la santa, la autoproclamada esposa de cristo, para quien la justicia civil nunca será mejor que la divina. ¿Es que existe una? El sinvergüenza sin par de Raúl Vera ha dicho que la iglesia pensó que los casos de pederastia eran un ‘gripita’. Mira tú, Carstens haciendo escuela de la estupidez. Alumnos no le faltarán sin duda. Todavía resuena en mis oídos la declaración de Norberto Rivera arengando que en su reino no se defenderá a ningún cura pederasta; ni se mordió la lengua (que debió ser una nueva, una prueba de la que le vendrá de fuego en pentecostés) ni se pisó la cola (que debió esconderla entre sus patas: falsa, cerda).

Y como humildes siervos de dios, obispos y arzobispos (ya saben que no se les da la jerarquización) festejaron el día del papa (este 13 de marzo) llegando, cómo no, en autos de lujo y custodiados como las estrellas mediáticas que son, a la nunciatura (el búnker en el que refugiaron varias veces al papa teatrero) para darle sus parabienes a Christophe Pierre (que debió enviarlas calentitas a Roma) ¿Declaraciones? ¡Ninguna! La suciedad no requiere explicaciones, pensarán. “Tiembla en todo el mundo por tanto cura y obispo pederasta, pudo haber dicho algún ocurrente”, que también se les da el humor y la predicción. Al choucito acudieron políticos y demás especímenes cercanos entre sí por los lazos que los unen.

A esperar a que ocurra el milagro. Mientras que lluevan las denuncias, que se multipliquen las voces demandando justicia, que se visibilicen las pruebas en su contra, ya caerá la primera lengua de fuego que hará que arda enterita a soRoma. Entonces podrán decir que éste era el tercer secreto de Fátima, la caída estrepitosa de la Puta de Babilonia y no las balitas que en mala hora no hicieron caer la farsa en 1981. Así sea.

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