domingo, 19 de abril de 2009

BENEDICTO 16 O LOS NUEVOS MALES DEL SIGLO

He aquí a su Rey, dijo Pilato a los judíos cuando les mostró el cuerpo azotado de Jesús de Nazaret, palabras más o menos, dicta el evangelio. No tenemos más rey que al César, bramó la multiud excitada por la visión de la sangre. Si se dan cuenta, circo ha habido todo el tiempo. Si algo sobra en este planeta -además de calor, basura e idiotez- son actores y espectadores. Eso puede explicar que un Papa siga siendo aclamado mientras mira desde un balcón a una multitud eufórica, cristianizada. Enferma diría yo.
Pues ese sujeto que se autodenomina "Vicario de Cristo" le tendría que pedir perdón -si de verdad es el prestanombre del Mesías- a más de 3ooo millones de personas en todo el mundo por las estupideces que ha dicho contra éstos. La otra mitad del planeta debería exigir el perdón por el sólo hecho de saber que Ratzinger existe. Y a mí me debería perdón de rodillas por haberse atrevido a aceptar el papel de Papa. Leamos al respecto*:
1. Las comunidades indígenas latinoamericanas -el 10 % de la población- se sintieron instrumentalizadas y heridas en su dignidad durante el viaje de Benedicto XVI a Aparecida (Brasil) en 2007 para inaugurar la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, cuando afirmó que la vuelta a las religiones precolombinas no era un progreso, sino un retroceso y una involución hacia el pasado.
Como le pareció poco, tiró mierda contra la teología de la liberación y denunció el autoritarismo de algunos gobernantes de la región y los acusó de no actuar en consecuencia con el modelo cristiano. No se mordió la lengua el imbécil: autoritario con mayúsculas el papado que ejerce tiránicamente desde Roma o al ladito.
2. Ha provocado la indignación de los judíos -13 millones-, al readmitir en la "comunión eclesial" sin ningún tipo de arrepentimiento al obispo Richard Williamson, de la Hermandad Sacerdotal de San Pío X, que niega el Holocausto. Tuvo que ser la canciller alemana Angela Merkel quien exigiera a su compatriota Benedicto XVI pedir disculpas a los judíos y la inmediata rectificación al obispo seguidor de Lefebvre.
Sin comentarios, yo estoy en contra de papas y de judíos... algo en común tendrán: mala semilla.
3. Los musulmanes -1.300 millones- se sintieron profunda y gravemente ofendidos en el discurso de Ratisbona, en septiembre de 2006, en el que afirmó que Mahoma no trajo más que males al mundo, ya que impuso la fe con la espada y proclamó la guerra santa, al tiempo que vinculó al Dios del islam con la violencia y la irracionalidad.
Seguramente América se conquistó con intercambio de bombones, nunca existió la Inquisición ni ningún cura bendijo cañones y metrallas en la Guerra Civil Española, por citar algunos ejemplos de evangelización rapaz...
4. Los africanos -856 millones- se han sentido muy ofendidos por las declaraciones del Papa durante su viaje a Camerún y Angola contrarias al uso de los preservativos. Éstos, dijo, no sólo no solucionan el problema del sida, sino que lo agravan todavía más.
Por eso los curas pederastas no utilizan condón: del crimen de ultrajar a cuerpos débiles Dios te perdona, de emplear el preservativo o las pastillas anticoncpetivas, jamás. Esto, del evangelio según el Vaticano.
5. Los protestantes -650 millones- y los cristianos ortodoxos -250 millones- se vieron discriminados en el documento vaticano de julio de 2007, que identifica la Iglesia de Cristo con la Iglesia católica, a la que considera la única verdadera, califica a las Iglesias Ortodoxas como Iglesia imperfecta y niega que las Iglesias de la Reforma sean Iglesia.
Más necia, imposible.
6. Los cristianos conciliares han visto frenadas no pocas de las reformas eclesiales y litúrgicas del Vaticano II cuando Benedicto XVI instauró la celebración de la misa en latín según el rito tridentino de manera ordinaria y reintegró en la Iglesia católica a la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X, de monseñor Lefebvre, defensora de la Iglesia del ancien régime y contraria a la libertad religiosa. Al levantar la excomunión de los integristas, sin exigirles la aceptación del concilio Vaticano II, no son ellos quienes se incorporan al cristianismo conciliar. Es, más bien, el Papa quien se convierte al integrismo y lleva a la Iglesia en esa dirección.
Después de meditar esto, me uno al deseo de adjurar del bautismo católico que sin mi consentimiento me metió al corral de una iglesia ignorante, excluyente, homófoba, racista, hipócrita, despreciable. Exijo también mi derecho a la apostasía. Aunque seguramente, ya desde hace mucho tiempo se me debió haber cumplido mi deseo. Amén.
*Texto de Juan José Tamayo en el diario El País:

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