jueves, 21 de julio de 2011

TRANSFORMERS 4: LA (VERDADERA) PELÍCULA

Me lo dijo un pajarito: ¿de cuánto será el porcentaje que las agencias automotrices darán a la alcalda por cada auto vendido a partir del mes próximo cuando se echen a andar los impopulares programas “Un día sin taxi” y “Un día sin autobús”? No puedo pensar en otra cosa ante el despojo que por enésima vez se hace a la ciudadanía xalapeña, quiero decir, a los más jodidos cuando se les disminuyan las posibilidades de transportarse dentro (y por los alrededores) de la ciudad. Y con todo, querrán un auto. Otra realidad será que se lo puedan comprar. O quizá sí.



Porque la verdadera ciudadanía, es aquella que no sufrirá ni un ápice la disminución de taxis ni de buses para aligerar el tráfico de la ciudad. Antes bien, se hallará con más espacios disponibles para estacionarse en doble fila y en lugares no permitidos, entorpeciendo así, el de por sí lento tráfico en las calles de la ciudad.



“Le sentará bien a Xalapa” dice la barona de la ciudad en un magazine escrito ex profeso para él/la, donde el día de ayer aparecieron tres o cuatro notas dando cuenta de la bondad, laboriosidad e inteligencia del alcalde trajesastreado devenido mujercita en beneficio de sus gobernados y gobernadas, que es incluyenta.



Cree la inepta, que sus programas solucionarán las congestiones en las vialidades de la ciudad. Si hubiera sido minúsculamente prudente (que no lista), se habría dado cuenta de que el conflicto no lo ocasiona únicamente el transporte público como sí lo agrava el servicio particular (cifras, las hay). Mientras las ciudades con gobernantes inteligentes y ciudadanos conscientes apuestan por el uso de la bicicleta, la reducción del uso del automóvil, en la capital se priva a una parte de la ciudadanía del transporte colectivo, que de suyo es pésimo, inconstante, caótico, estresante y caro, en tanto que no se corresponde costo con calidad del servicio.



Pero eso le tiene sin cuidado a la transformer, él/la piensa que como pudo performarse en menos de lo que cae un voto a la urna, la ciudad sufrirá también esa modificación, pasando de Xalapa fea, ruidosa, sucia, desordenada a la cenicienta bellaXalapa que es el máximo sueño de la barona. Nada más absurdo.



En los municipios con alta densidad poblacional y en consecuencia, también con serios problemas con la vialidad, se está actuando de manera distinta, pero claro, allá no se tienen pretensiones clavadas en el inconsciente de quien no pudiendo ser lo que desea ser, se contenta (es un decir) con simular parecer lo que deja votos, y seguro, dividendos económicos. Es posible.



¿Cómo se explica la autorización de centros comerciales en zonas no habilitadas para ello? ¿Cómo se justifica la creación de antros ruidosos en los que no hay el mínimo número cajones para estacionamiento –quién llega al antro en un autobús del servicio urbano-ni cotos para el uso de espacio público? ¿Quién controla el ruido en esta ciudad? ¿Es así como se promueve turísticamente al ayuntamiento?



Xalapa cada vez es más fea como pretenciosa. Vulgar. Sucia. No solamente porque quienes la habitamos, compartimos espacialidad y temporalidad con sujetos con pésimo educación cívica y medioambiental, semialfabetizada y embrutecida por el ruido, sino también porque probablemente tenemos la peor gobernanza del estado. ¿Se merece la capital una realidad así? ¿En qué pensaban quienes votaron esta forma de gobierno?



Por puntadas no paramos. Por eso yo reitero la aplicación del “Un día sin políticos”, y si funciona, que se extienda por más tiempo: quien no sirva, que se vaya y que no regrese. Pero entre el ruído, mi reclamo se pierde. En cambio, se premia la estupidez. Ineptitud debería ser el lema de este gobierno municipal que se caracteriza por su arterosclerosis y un revanchismo que no deja a inconforme con cabeza (¿yo desaparecido?). A merced de ocurrencias de la barona (y si no son suyas, ¿por qué las secunda?), la delincuencia compite con la imbecilidad gubernamental, la basura y el caos.



Por una ciudad sin tránsito, reza el selembo lema. Sin tránsito significa que no existe movimiento ¿no es precisamente la lenta circulación lo que se quiere combatir? Esto prueba que donde no transita nada, o poquito, es en la cabecita de la transformer, que pudo cambiarse de él a ella, pero no a sí misma. Fatalidad performera en la que resultamos (más) jodidos, los que ya estábamos así.


PD ¿Y los/las desaparecidos/as?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Entre el ruido... y la ausencia, te digo que tu reclamo es compartido por un grueso... si no de la población, por lo menos por uno de los excesos.

Saludos desde todos lados.