lunes, 10 de marzo de 2008

¡BRAVO ESPAÑA!


Mientras algunos pueblos de América se fragmentan ante la imposibilidad de decidirse a qué caudillo seguir; ya saben, el indio necesita del yugo para subsistir, para sentir que la vida vale la pena; en tanto los mexicanitos y las mexicanitas pierden el tiempo en quehaceres pocos redituables, este domingo los españoles han decidido ejercer su derecho al voto y se lo han otorgado a José Luis Rodríguez Zapatero, el candidato del PSOE, jefe de gobierno de la actual administración. Con ello han demostrado no sólo valentía -ETA había hecho tronar la calma una vez más un par de días antes- sino inteligencia, congruencia y voluntad de seguir construyendo -con sus altibajos, desde luego- una sociedad menos injusta y sí un gobierno con un rostro más social, más humano, más próximo a las exigencias de las democracias inteligentes. Con su voto también han puesto coto a la riada catolicista y cirquera que amenaza con joder rouccamente a los españoles que orgullosamente se declaran NO católicos ni fanáticos ni retrógradas recalcitrantes. Ya lo señalaba la misma Maruja Torres (EPS, domingo 9 de marzo de 2008), que con este jolgorio de sotanas (casi) todoterreno, dan ganas de exigir apostasía en masa. Me sumo a ese deseo.


En tanto, desde este espacio doméstico, mi reconocimiento y admiración al pueblo español que ha sabido defender su democracia y ha refrendado, una vez más bajo las balas y los anatemas, los odios del pasado y el tufo franquista, su vocación de una nación libre.


Ojalá aprendiera América; ojalá entendieras México.

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