miércoles, 19 de marzo de 2008

EMOFOBIA.COM


Lo he denunciado en este espacio; lo seguiré gritando hasta que me callen. La heterosexualidad más radical -ergo, la más bruta- está causando desmanes en la frágil convivencia social en la que a diario nos desenvolvemos. Ya le dieron en la madre -eso creen- a los putos. Ya han jodido durante centurias a las mujeres y la moda -la consigna, la gran urgencia machista- es golpear a los emos ¡por putos! (¿Por qué no se plantean ellos suicidarse por pendejos?) ¿Es qué los heterobestias no se dan cuenta que entre ellos si algo abunda son putos?; desde luego, hay más pendejos que putos, pero no se dan cuenta porque son brutos; aunque ellos quisieran tener todo, creen tener derecho a poseerlo todo. Y por ello, imponer su criterio de baja calidad neuronal a la mayoría. En su cerebro no evolucionado no existe el concepto de diversidad. Procariotas bípedos, ambulantes, asesinos.


Ya protagonizaron una riña en Querétaro; luego vino el conflicto en la zona rosa en el D.F.; y las amenazas siguen, la necesidad -si es válido referirlo así- de emprender una ola de violencia contra este grupo social -una tribu urbana más-, uno más de los múltiples que conforman el mosaico citadino, cuyo único defecto -o pretexto- es ser ambiguos. La heterosexualidad hortera NO soporta la imprecisión. Hay que ser machos o hembras y punto. Les escuece el culo la androginia; la masculinidad pasada por el sentimiento, la feminidad pensante, el varón que llora, la mujer que encara al macho, la virilidad que dialoga, la mujer que no claudica. Les arde en su fuero propio la masculinidad que dialoga con su "lado femenino", la mujer que asume su deseo, el hombre que no teme cantar odas a la melancolía, la mujer dramática que no llora por un tipo, el varón y la fémina que hacen de su cuerpo la propia resistencia.


¿Verdad que empezamos a ser más y cada vez más los apestados sociales? Si los grupos que, organizados, se manifestaron pacíficamente en Querétaro y en Puebla no se movilizan verán cada vez más reducido su coto de acción y su libertad de expresión será coartada, condicionada a ciertos corrales lejanos del centro. Y no se trata de crear guetos que no sirve de mucho (por no decir que de nada); eso lo ha demostrado ya el mundo homosexual, hay que salir a la calle y dar la cara y denunciar. Gritar, hacerlo fuerte, sin violencia pero venciendo al miedo. Enfrentado al miedo. Al ogro heterosexista y excluyente, hegemónico y tirano. Ruin y cobarde. Estúpido.


¿Alguien ha escuchado la voz de Gobernación condenando estos sucesos -porque es discriminación-? ¿La Puta de Babilonia -el gallinero católico, pues- ha denunciado las agresiones, ella tan presta a defender a los débiles -? Yo no me he enterado de si alguna institución está reprobando estas acciones y en consecuencia, actuando conforme a la ley. Y me temo que no lo hará porque se trata de eliminar lacras, que a eso se reducen los individuos diferentes. Hay que desaparecer a los que no aceptan la norma, a los diferentes, los raros. Así clama la barbarie hegemónica en la que caben muchos y muchas.


Es lamentable que esté sucediendo esto y sean pocas las voces que se levantan al respecto. ¿Pero qué podemos esperar si el gremio político -la mayoría- apoya a un secretario de gobierno que ha sido evidenciado en su pésima gestión pública? En Tirana el responsable de una cartera renunció luego de una explosión en un arsenal que causó varios muertos; y él en sí NO era responsable del accidente. Pero actuó en consecuencia con su ética, con su compromiso con el pueblo. Y eso, compromiso, es lo que no existe en nuestra cirquera clase política. Y no es augurio ni profecía, pero seguirán los ataques a emos y empezaremos una lista más de víctimas de la violencia que se suman a las muertas de Juárez, crímenes por homofobia, violencia de género, narcotráfico y hambre. Una más, pensarán -¿pensarán?- nuestros dirigentes y se echarán a andar sin inmutarse. Propongo acá la moda de matar políticos de todas las ideologías. Entonces sí que se haría algo. Yo no soy emo ni soy puto. Soy una persona que quiere vivir en paz. ¿Esto es pedir demasiado en este paisito de futbol chafa? Basta. Basta. Basta.

1 comentario:

David dijo...

Intolerancia, resignación, discursos baratos, miedo e ignorancia parece ser las máximas últimas de varias personas, que no hacen más que ver a quien joder la madre. Es lamentable, lo sucedido, y aun es más lamentable que entre los grupos que tienen sus propias tendencias, discriminen a otros, se les ha olvidado su pasado, la misma intolerancia de la cual han sido agredidos. Seguiremos levantando la voz hasta que podamos salir a la calle, sin temor a que seamos agredidos.