lunes, 5 de mayo de 2008

MUJERES A MEDIO TERMINAR O LAS NO-MUJERES

Lo que a continuación relataré merece que lo griten las piedras y lo repitan las partículas de smog que constituyen mayoritariamente nuestro aire. Recién me enteré leyendo Milenio Diario (Domingo 4 de mayo de 2008; No. 3047, Año 9) que el CEN del Partido Acción Nacional aprobó destinar 14 millones de pesos para la promoción política de las mujeres; sus mujeres, of course. Aquéllas títeras, ¿pelelas?, rumiantas de catecismos y jaculatorias caducas que ninguneadas, zombizadas por dirigentes y acciones de grupos de ultraderecha son situadas (ni su lugar eligen las tontas -que para mayor inri tampoco van al cielo) en cargos públicos "estratégicos" para frenar, oponerse, congelar o torpedar (con su torpeza) cualquier acción a favor de los derechos femeninos. Todo un retroceso para la lucha feminista y los estudios de género con el visto bueno del partido reinante.
He escrito en otro momento que el peor enemigo de una mujer es otra mujer, sobre todo si ésta es panista, opusdeista, providista, antiabortista, calderonista o zavalista; con el ejemplo anterior mi afirmación queda demostrada, para desgracia de las mujeres ver-da-de-ras. Lo que el panismo podría cacarear como avance en materia de posicionamiento femenino (54 diputadas, 10 senadoras; 14 de 32 de ellas en comisión de equidad de género; señala el diario) es una verguenza, por referir lo menos. Pregunto ¿qué tienen en la cabeza estas mujeres para permitir ser manipuladas así y con su inercia torpedar las demandas legítimas de las féminas? Seguro una estampa podrida de alguna virgencita y los orines sacros de algún santo "pirata", de esos que encumbró a granel Juan Pablo II. Pues estas piedras católicas son tan o más dañinas que un cura pederasta o un Papa antirelativista. Porque una mujer que carece de voluntad -pedir capacidad de decisión es solicitar un milagro- no puede abanderar la lucha decidida de otras mujeres que sí llevan con orgullo su condición sexual y de género; las retrógadas desaceleran el paso de las progresistas. Decir que las primeras no tienen visión de género es una necedad en tanto que carecen no sólo de visión sino de dignidad, y adolecer de ésta es no tener ya nada. Anuladas a su mínima expresión (puntos muertos, letras muertas) se merecen el reclamo que sus hijas les harán en el futuro cuando les cuestionen su no-hacer para combatir la desigualdad de género, la injusticia laboral, la imposibilidad de ocupar cargos públicos de alta responsabilidad. Cuando apenas si sean capaces de decir su nombre ante el amo benévolo que las mantendrá encerradas en su castillo fortificado. Entonces gemirán (sólo así): Señor, ¿por qué permitiste esto?
Qué pena que un sexenio dure sólo lo que dura y la jodidez heredada por estas mujeres no empoderadas toda la vida; mínimo deberían pagar su testarudez sirviendo gratis a la Nación y no sangrando al erario público (¿cómo para cobrar no son tontas? Ah, olvidaba que el párroco o el obispo cobra por ellas). Ojalá no se atrevan a culparme de grosero, intolerante, injusto e insensible con la realidad de estas mujeres sedadas que tanto mal le hacen a la sociedad mexicana. No se puede respetar -ni tener misericordia, para que entiendan éstas- a quienes no respetan los derechos de la colectividad defendiendo lo indefendible de su particular creencia. No es posible que sigamos permitiendo que unas cuantas vacas católicas nos impongan -o pretendan - imponernos su visión -limitada- del mundo; su mundo. Basta de financiar templos con dinero público y luego escuchar que ladran que más se gasta en futbol. Si a estas vamos, hay que dejar de invertir en alimentar a millones si se gasta más en armas y contrabando de personas. Justificar con una estupidez lo que no es justificable. Habría que pensar como obispo para entender la oligofrenia que campa en esta nación.
Defendámonos como podamos de tanta insensatez, mexicanitas y mexicanitos, que de tontas, panistas, perredistas y priistas que no van al cielo, están llenas las calles de nuestro país.

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