miércoles, 3 de noviembre de 2010

I DO NOT WANT TO ADD THIS CONTACT

Flotsam and jetsam
Pierrot Lunar, filósofo ídem.
Que la vida hay que asumirla sin tanto peso, estoy de acuerdo. Pero que haya que vivirla con ligereza, nuncamente. No es mi caso. Si bien no soy un tipo que suele complejizarse la existencia tampoco pertenezco al club de aquellos que van de sabedores del buen vivir, es decir, pasar todo porque mañana es otro día o porque mañana dios dirá o porque mañana es para siempre.
En ese sentido, opto por una existencia sin enredos más que aquellos que una existencia pretendidamente Queer me aporta, que no es poco. Todo aquello que pueda ser interpretado -por mí, of course- como excedente queda afuera, antes de que se acumule en algún rincón de mí y termine por establecer con ello un nexo perverso que confunda con querencia. De esta manera, es posible vivir ligero de equipaje.
Por esta razón, hace unos meses decidí limpiar mi lista de MSN y la lista de FB: no al expolio afectivo, advertí, no soy hucha de quejicas, agregué días después, y en un par de horas, adelgacé la cifra de direcciones electrónicas que había en ambas redes. Quiero personas no contactos, concluí. Desde luego que mi acción fue considerada de injusta, arrebatada, intolerante, agresiva, ciberantropófaga y demás piedritas, porque algunos seres que súbitamente descubrieron que me querían, quedaron fuera de la selecta enumeración.
Desde luego que no recuelé, y lo borrado, eliminado está, y me he cuidado de agregar nuevas direcciones en ambas listas para no engrosarlas innecesariamente. Insisto, quiero personas, no contactos. No envidio a quienes se ufanan de tener más de mil enlistados en su red; no les envidio porque tampoco les entiendo ¿en qué momento es posible establecer un diálogo -que no chateo ni intercambios de OK o de emoticonos- con tantos amigos (que la palabra amiga no la ha descubierto feis). Yo que soy de pensamiento limitado y de habilidad verbal estrecha, no puedo.
Entre mis deficiencias se halla el hecho de que ignoro cómo se responde a un OK. Jamás he sabido qué significa ese par de letras, mi cerebro no acierta a descifrar si esa expresión significa: ah, sí, entiendo; a mí qué me importa; mjm; ah; bien por ti, ajá; qué pena por ti; mi vida es otra; o una función fática sensu estrictu. Y de seres que han poblado sus charlas de OK está lleno el ciberespacio, encamorran. Y como no tengo tiempo para aprender otros idiomas twitterizados que reducen el pensamiento a un átomo fonético, me deshago de excedentes electrónicos y felices todos y todas.
Yo puedo presumir -si es posible tal expresión- de contar con pocos contactos, pero todos con nombres propios e historias que los conforman como sujetos, seres que conozco y por quienes manfiesto un sentimiento de afecto y que me corresponden, personas que se dejan en el tablero de su computadora pedacitos de piel porque quieren compartirse conmigo y no individuos obligados a "seguirme la corriente" vulgarizando mi espacio con un OK (un jajaja, xD o un emoticono).
Es verdad que nadie me obligó a ingresar al truculento juego de las redes sociales, pero también es cierto que nada me obliga a tener en mi listado de direcciones a nadie que no vaya más allá del estatus de contacto. Son las trampas que la comunicación masiva pone al individuo en aras de beneficios para algunos cuantos, je ne sais pas. Pero mientras pueda eludirlas, lo haré, ¿quién quiere más de mil contactos si ese alguien no es capaz de articular un saludo o un enunciado coherente con uno solo? Definitivamente, yo no.

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