sábado, 17 de julio de 2010

OTRAS MANERAS DE VIVIR

Abro los ojos y la luz opaca de un verano que llega con desgano, se filtra hasta mi cerebro: otra vez la realidad más shockeante de siempre. El ruido atesta las aceras, la basura copa las calles, la muchedumbre avanza, paquidérmica, entre vendendores ambulantes y niños pedigueños, entre las ofertas precavidísimas de los útiles escolares para el regreso a clases y los descuentos a destiempo. La rutina, cansa.
¿Es posible hacer una vida diferente? Yo creo que sí, pero implica un esfuerzo enorme romper la rutina.

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