lunes, 26 de julio de 2010

PONER NOMBRE Y CARA A LA MISERIA

El séptimo mes del año culminará con los remanentes de la más reciente cifra sobre la pobreza en este paisito jodido por donde se le mire. En fechas pasadas, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) señaló que casi 52 millones de habitantes viven en la miseria, casi el 50 por ciento de la población total. Dato que debe tener sin ninguna preocupación al que en su momento se procamó 'el presidente del empleo'. Órale, tú, un super héroe. Y tres años y medio después en el país no hay ni presidente ni empleo.
Quien quiera creerse los más recientes spots gubernamentales que dan cuenta de un grupo de personas que narran, felices, lo rápido que consiguieron emplearse acudiendo a las opciones ofertadas por el (des)gobierno azul, están en su derecho de hacerlo. Después de todo, la fantasía no está vedada a nadie. Fuera de eso, 52 millones de personas en la miseria debería quitar el sueño a quienes ejecutan las políticas públicas del país, al rey del banco de México y entre otros, al inquilino de Los Pinos que ha fracasado en (casi) todo: seguridad pública, inversiones, educación, su lucha contra la 'minoría ridícula' que acuñó aquél lejano 24 de marzo (mira tú, coincidió con La Anunciación) y demás. Cierto que el señor cuando se sentó en el trono ya tenía deberes pendientes de sus antecesores, pero de que éste por sentirse ultraman se echó la soga al cuello, se la echó so-li-to.
No vale pretextar que la crisis mundial, la influenza, la oposición. Lo que hay que decir con toda franqueza es la inpetitud de los políticos y funcionarios y la avaricia de empresarios. A este país se lo está cargando la chingada por el tipo de personas que están al frente del mismo y por el tipo de población que lo habita. ¿Cómo ves? Ni para dónde irse. Y la iglesia que suele dolerse por los más desfavorecidos, ni una lágrima ha derramado (si lo hubiera hecho, ya habría salido en la televisión) por los más de 5 millones de nuevos pobres que han ingresado el top de la miseria.
Lo triste de esta realidad no es solamente si por múltiples circunstancias se suman 10 o miles o millones de personas a la jodidez extrema, sino que tras el anuncio de las cifras sólo se escuchen unos cuantos ecos y después, cada quien siga en su comodidad. Es necesario darle nombre y rostro a ese dato y evidenciar a quienes han colocado con sus acciones o su ineptitud e incluso con su omisión a esa muchedumbre al filo de la supervivencia, porque solitos ninguno de ellos llegó hasta ahí.
Ha sido la irresponsabilidad de los gobiernos, la corrupción de muchos, la abulia de otros, las prácticas de sujeción sobre sujetos con hambre, poca o nula educación que ha devenido en seres normalizados cuando no dopados, el ejercicio erróneamente entendido de las creencias que han tornado a las personas en individuos indiferentes o pasmados que no aciertan a actuar por cuenta propia. Estos 5 millones de nuevos pobres no solamente lo son en términos de riqueza o de oportunidades si no también de acción; nulificada su capacidad de reflexión, de crítica, de autogestión, ¿cuándo verán la salida a su situación de desgracia? Eso sí, a seguir echando pata que hay que darle soldados a la patria.
Pobre, México: no solamente tiene que ver morir a sus hijos e hijas de manera miserable sino también verlos nacer en la desdicha y crecer entre desgracias. Que viva pues, el bi/centenario... que segurito, para entonces, nadie se acordará ni de los viejos ni de los nuevos pobres.

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