lunes, 18 de junio de 2007

POLÍTICA: CHARME Y GLAM


En una entrevista que leí el pasado domingo en el periódico español EL PAÍS, la cantante entrevistada afirmaba que en la Península no hay políticos sexies –que no sexys, si seguimos la gramática anglosajona-. La afirmación me atrapó porque inmediatamente pensé que no es una condición necesaria –la belleza o el atractivo físico- para gobernar (basta con que tengan capacidades para ello, me dije convencido). Pero tras rumiar un poco mi primera valoración me cuestioné si en México tenemos políticos sexies –ya que pocos de ellos han demostrado su destreza para la función pública-

En un primer repaso no encontré ningún político que me causara un grado mínimo de excitación nomás pensarlo. Esto aplica también para las políticas, of course. Así que inicié un concienzudo análisis de la farándula política nacional y tropecé con algunos nombres: Eugenio Hernández, el gobernador de Tamaulipas, dueño de unos ojitos pasados por un orgasmo exprés. También apareció en este top five Enrique Peña Nieto, cuyo atractivo -macho, guapo y poderoso- le ha granjeado envidias, desde su lucha por la gubernatura del EDOMEX, por parte de los otros contendientes, que esos sí, eran feos. Podríamos incluir también –siendo generosos- a Marcelo Ebrard, manda más de los capitalinos, cuyos rasgos acusan todavía los remanentes de un estío muy cachondo y que ahora debe animar junto a Mariagna Prats. Y aunque éste no es propiamente un político si es “papichulo”, con todo y caído en desgracia, me refiero a Carlos Ahumada, que antes de pasar por el calvario de la cárcel era –es aún- poseedor de un atractivo que sus millones sólo reafirmaban, si no, pregúntenle a Chayito Robles. En la categoría de mujeres con cierto charme cito a Amalia García, gobernadora de Zacatecas, cuya belleza no eclipsa su inteligencia, y es de las pocas mujeres que conducen su vida -política y personal- con gran acierto. Porque la Paredes con ese look de María Empoderada está out de todo fashiongrama posible. En tanto que la maestra Gordillo quedaría bien junto a una foto de Alfredo Palacios. Y párele de contar. Porque el “Niño Verde” hace tiempo que salió de esta lista nomás porque lo escribo yo.


En la mayoría de los casos, nuestros gobernantes carecen de atractivo visual ¿será la norma para que su belleza no los distraiga de tan ardua tarea que adquieren desde el día que juran velar por la ciudadanía que lo has elegido? Pero también de habilidades para desarrollar su tarea. Gobernar no debe ser fácil, lo entiendo, pero ¿para qué se meten de marquesa si no saben mover el abanico? Lo cierto es que en el panorama veracruzano la guapura es un bien más escaso que el empleo o el petróleo. Nuestro “gober” no puede decirse que sea precioso, vamos, no es que sea feo, si no que no ganaría ni en el reality show “Quiero una cara famosa”. Los diputados están igual. Y entre las caras de los precandidatos no existe una que nos obligue a detener el paso exclamando ¡guau, quiero con ése rostro! Entre los alcaldes ustedes tienen la última palabra. Pero en términos generales la clase política local carece de mujeres y hombres bellos que nos hagan admirarlos –a falta de resultados públicos- por su galanura. O su glamour, que ya sería algo qué agradecer.

Pero sucede que nuestros dirigentes no solamente son feos –la verdad se dice así, sin eufemismos- si no también carecen de glam y encanto. ¿O siente usted una inevitable atracción por su diputado local? ¿Admira usted el buen gusto de la presidenta del DIF de alguno de los municipios? Lo chic ha dado paso a una imagen kitsh o a eso que los fashionistas denominan glamour de la periferia en el que descuellan brillos, peluches y flores ostentosas made in China.

A nuestros dirigentes les sobra dinero –para eso cooperamos todos-para acceder a un guardarropa de calidad y de buen gusto que los distinga en su quehacer público. Pero les falta sensibilidad para vestir con tino. Y pareciera que eligen para diseñadores de su imagen a sus acérrimos enemigos políticos según consta en la semiótica de la moda o de la imagen que proyectan públicamente.

En conclusión, a nuestra dirigencia política le falta mucho para gobernar como debe ser pero están a años luz de ser considerados sexies, glamorosos o chics. Tiene razón el adagio, lo más feo, es lo que cuesta más trabajo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El secretario de Gobernacion Juan Camilo Muriño, es un papirico, se ve bastante pedante y tal vez les parezca que cae en el club del niño verde, o sea de juniorsete miope (miopendejo) pero de que estan guapos, estan!! y este tambien tiene buen estilacho para vestir y gastarse nuestros impuestos!!