lunes, 23 de junio de 2008

TODOS CONTRA EUROPA

Ahora que la (ex)colonizadora, rica, clasista, abolicionista, burguesa, blanqueada, autoproclamada liberal, progresista, antimusulmana, procristiana negada ha quedado satisfecha en su avaricia, descubre que le sobran delicuentes (inmigrantes) en su hermosa casa y que encima le afean los jardines que estos mismos han cuidado con dedicación.
Primero fue Italia, la más racista de todas las Hijas Predilectas de la iglesia católica (¿Podría esperarse menos teniendo en sus entrañas el tumor del Vaticano?). Luego siguió Francia (la otra preferida de Yavéh; que junto con las trillizas España y Polonia, conforman el incesto perfecto de la Puta de Babilonia) y es moneda común en USA, donde la xenofobia viene en su discurso mormón, calvinista, evangélico o de cualquier denominación religiosa que sea (que en muchos casos da igual). El argumento en el que se apoya Bruselas para dictar la repatriación (linda la palabrita) de los inmigrantes (con o sin papeles) es que ya somos (son) muchos y el dinero es poco.
Estoy siendo simplista ante una realidad que es compleja. Lo evidente es que en tiempos de crisis los gobiernos se tornan conservadores para no perder la benevolencia de sus electores. Lo que ocurre es que Europa se siente amenazada, y paranoica cree tener el enemigo dentro de su casa y expulsa a los extraños y cierra sus puertas y ventanas. La UE piensa que barriendo su acera sus ciudadanos (mande in Europa) volverán a ser felices. Ilusa. Se hace prisionera de sí misma (de sus terrores y de sus desdichas) actuando de esta manera. Se escandalizan de las acciones de los gringos y actúan igual. Con la diferencia que aquellos siempre han sido así y ésta se fingía samaritana.
Europa está actuando como la vieja rica que un día descubre que la falta un par alhajas. Neurótica, culpa a la sirvienta y la despide, no sin antes acusarla de ladrona, ingrata y maldecirla, amenazándola con meterla a la cárcel si vuelve. Pero al cabo de los días echa de menos el desayuno en su cama, la limpieza de su casa; observa horrorizada la basura en los contenedores, el refrigerador vacío, la hierba crecida en el jardín. Contempla entonces (cristianizada) la posibilidad de pedirle a la mucama que regrese; eso sí, bajo ciertas condiciones; después de todo ahora sabe que ella no hurtó las joyas. Ah, que vuelva sí, pero no le pedirá perdón ni la indemnizará. Así están los 27 que integran ese proyecto ilusotópico que asombró al mundo. Y que ahora horroriza. Si miramos bien, resultará que América Latina es el mejor lugar del planeta para vivir en paz (se aplican restricciones).
Miente Europa cuando alega que es la crisis (las crisis) la causa que la obliga actuar así con aquellos que durante años le han lavado el culo, servido la comida, hermoseado sus jardines, costeado su ocio, financiado su confort, tolerado su pereza, regulado su riqueza. Quienes han propiciado este caos son aquellos poco que se han quedado con mucho de los recursos del mundo; ha sido la avaricia y la ambición de unos cuantos los que desataron la entropía y ahora se busca culpables que paguen la deuda. Y siempre es el más feo (o el más pobre) el que la paga.
Cómo me gustaría que los africanos se volvieran a sus casas y con lo aprendido en Europa se organizaran y sacaran adelante su continente. Que los sudacos se regresaran al Cono Sur y reconstruyeran la dinámica de sus países. Cómo me gustaría que fuera posible mandar a la chingada a la UE y a cuanto país rico se ha servido de los más jodidos y ahora nos miran por encima del hombro. Sería grato ver en ruinas el edén que el trabajo cotidiano (y mal pagado) de estos indeseables llegó a construir para orgullo y (hoy) vergüenza de la humanidad.

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